Especialista de la medicina tradicional dedicado a la atención de las enfermedades causadas por efecto de la hechicería, y cuyos métodos de contra-brujería se dirigen generalmente a la extracción del mal.
Aunque podría aplicarse esta denominación a una buena parte de curanderos y a ciertos brujos (dado que, entre otros, atienden a pacientes cuyo diagnóstico causal es la brujería), sólo en algunos lugares se les reconoce como curanderos de brujería.
En Las Canoas, Michoacán, estos terapeutas realizan sus diagnósticos mediante "varas de fierro"; "si apuntan a la persona, es que tiene `el mal´". Para curarla, efectúan secretamente una limpia con hierbas y huevos; también curan a los árboles que se están secando por causa de la envidia. Sus honorarios son, por lo común, muy elevados, argumentando ellos que en sus curaciones se exponen a que "los espíritus de los contrarios" (los que hicieron el mal) les ataquen (1).
En Huixquilucan, Estado de México, señalan que ellos son los especialistas en curar "la mala enfermedad", "la maldad", "la enfermedad de brujería", y la venganza. Después de efectuar el diagnóstico mediante un ritual de adivinación, queman en un brasero copal (Protium copal), alumbre y algunas hierbas "calientes" como el pirul (Schinus molle), la ruda (Ruta sp.) y el romero (Rosmarinus officinalis), y frente al humo que éstas despiden frotan al paciente con huevo para "sacar el mal aire de su interior"; luego queman el huevo para evitar que el aire escape y enferme a alguna otra persona. Esta curación la repiten cuantas veces sea necesario, hasta lograr la recuperación del paciente. Preferentemente trabajan los días lunes, martes y viernes, pues los consideran propicios para efectuar las curaciones (2).
// En Usila, Oaxaca, llaman así a los brujos que envían enfermedades premeditadamente, con el fin de ser solicitados para curar el mal provocado por ellos mismos (3).
(1) Sassoon Lombardo, Y., 1980.(2) Ryesky, D., 1976a.(3) Weitlaner, R. et al., 1973.