Los dientes del pez pejelagarto (Lepisosteus tropicus), caracterizados por ser muy filosos y puntiagudos, son usados por los terapeutas chontales para realizar las sangrías, con el fin de "sacar la mala sangre" o el veneno, en casos de mordeduras o picaduras de animales ponzoñosos.
Al diente, previamente esterilizado y secado, lo amarran a una vara a manera de lanceta, y punzan la parte dolorida para que así pueda salir "la sangre mala que molesta" (1).
(1) Pérez Salvador, A., 1987.