En algunos poblados zapotecos de la sierra de Oaxaca, denominan así a una peculiar relación de compadrazgo iniciada en la iglesia, en la que el niño enfermo se acuesta o revuelca en el suelo frente al altar del santo elegido, y el padrino lo levanta después de ponerle en el cuello un rosario. Se espera así que el enfermito sane (1) (V. padrino de porrazo).
(1) Genis, J., 1989.