Rito realizado por los chinantecos de Ojitlán, Oaxaca, para lograr protección para la casa, cuando hay en ella un moribundo.
Es realizado por el brujo a media noche, quien riega con agua bendita las cuatro esquinas de la casa, y la sahuma con incienso y ajo, mientras entierra una ofrenda. Esta consiste en una cruz de palma de Domingo de Ramos, siete flores rojas, siete huevos de gallina negra, siete ajos y siete trozos de copal, cuatro velas benditas y listón rojo y negro. Con esta ceremonia se consigue protección contra rayos, remolinos, enfermedades y mal aire (1) (V. limpia).
(1) Herrero Ricaño, R. et al., 1989.