Tzotzil. Curandero de Zinacantán, Chiapas, quien para establecer el diagnóstico y tratamiento se vale de la comunicación con un santo parlante.
Es común clasificarlos dentro de la jerarquía de los h´iloletik (V. h´ilol), aunque se excluye a las mujeres, así como a algunos hombres sospechosos de haber comprado ilícitamente sus poderes.
Su iniciación está centrada en conseguir y lograr la ayuda de un kuxul riox, "dios viviente", anhel, "ángel" o riox xh´opoh, "dios que habla" (san Miguel). Para obtener uno de estos santos, el dueño en potencia se dirige a alguno ya existente y le solicita que uno de sus compañeros vaya a vivir a su casa; si el acuerdo es favorable, el nuevo dueño compra o confecciona un cofre que será la morada permanente del santo parlante, y lo coloca en medio de un altar. Antes tendrá que ofrecer tres fiestas con músicos y cohetes, con el fin de persuadir al santo y recibir la señal aprobatoria, para así fijar los horarios de consulta.
Los zinacantecos dicen que el santo parlante de un ladino de Solayó fue el primero, y tiempo después aparecieron otros en Zinacantán, luego de solicitarlo al primero. Aseguran que existen dueños de santos parlantes, algunos de ellos ladinos, en otros municipios indígenas (V. me´santo).
Por lo común, es el enfermo quien asiste a la casa del yahval riox. Después de explicar sus dolencias ante el altar, sale del cofre una voz que le revela cuál ha de ser su curación; otras veces, la comunicación se establece mediante un sistema de golpes que el dueño descifra. La consulta incluye, además, la aplicación de remedios y la realización de rituales curativos, dependiendo de la enfermedad (1).
(1) Silver, D. B., 1980.