Ceremonia anual que lleva a cabo individualmente cada uno de los curanderos de Huauchinango, Puebla, para agradecer a los espíritus o aires los favores recibidos durante el año. La ceremonia, que se efectúa el primer día del año, es considerada la más importante; en ella participan la mayor parte de los habitantes de la región, músicos y niños danzantes.

Son las mujeres las encargadas de preparar la ofrenda que será hecha por los curanderos. Todos ellos deben hacer su "flor"; aquel terapeuta que no la realice no podrá descansar, se enfermará y quizá morirá o, simplemente, perderá sus facultades para curar.

La ceremonia se inicia de forma simultánea en la casa de los terapeutas, de la siguiente manera: al amanecer, frente a su altar, prenden copal en el sahumerio y colocan una ofrenda de chocolate, pan, tamales, pollo, papel de China, estaño, velas, cigarros, flores, harina, galletas y azúcar; paso seguido, rezan y derraman refino (aguardiente) en la tierra.

Después, el curandero toma la ofrenda y junto con sus acompañantes se dirige hacia la cueva en medio del estruendo de cohetes. Si al llegar a la cueva se encuentra a otro curandero haciendo su "flor", espera a que termine para luego entrar él. Al llegar a la entrada coloca un arco con flores de cempoalxóchitl (Tagetes erecta), baila y canta, para luego depositar la ofrenda y derramar sobre ésta sangre de guajolote. El curandero y sus acompañantes se adornan la cabeza y el cuello, beben cerveza o pulque, comen tamales y toman chocolate; al terminar el festejo, dan las gracias a la cueva (1) (V. aires).

Índice de Autores

(1) Farfán Morales, O., 1988.

YM