Para los tarahumaras, procedimiento terapéutico que practica el owirúame para recuperar el alma del paciente, perdida a causa de un hechizo (V. pérdida del alma).
Por medio del sueño, el curandero diagnostica y busca el alma para restituirla al enfermo. Si determina que la sustracción del soplo anímico es resultado de un encantamiento, tiene que "huellar" al brujo que la causó y localizar la cueva donde guarda el alma. Durante la experiencia onírica, el owirúame pelea con el hechicero. Si se consulta al terapeuta cuando la persona comienza a sentirse mal, es posible que aquél dé con el paradero del hechicero. Si, por el contrario, es llamado cuando el enfermo está grave, se habrán borrado los senderos por donde huyó el brujo y no podrá localizar su rastro; es probable, en este caso, que la persona muera (1 y 2).
(1) Anzures y Bolaños, M. del C., 1983.(2) Anzures y Bolaños, M. del C., 1978b.