Lengua Indígena: Náhuatl omitetl, omiteyo.
Partes del cuerpo que articuladas entre sí conforman el esqueleto, y junto con la carne (músculos), y las cuerdas (nervios, tendones y venas) confieren al organismo movimiento y sostén.Es muy variado el conocimiento popular sobre la anatomía ósea en las distintas culturas del país, destacando algunos terapeutas tradicionales, particularmente los hueseros, sobadores, parteras y otros curanderos, que tratan trastornos musculoesqueléticos. Con base en los escasos estudios actuales de etnoanatomía, podemos suponer que, en general, los conocimientos sobre osteología son simples y carentes de detalle, derivados del examen de los vivos y de comparación con restos animales. Dicho saber, más que manifestarse en un lenguaje técnico sobre anatomía y fisiología, se pone a prueba en la palpación diagnóstica y en maniobras destinadas a "acomodar", "pegar" o "componer" los huesos.
Los términos usados en diversas comunidades para referirse a un hueso específico, aluden generalmente al nombre del miembro o parte del cuerpo, de tal forma que se refieren conjuntos de huesos. Tal el caso de los tzotziles, que otorgan un nombre colectivo para todos los huesos del cráneo y otro para los de la columna vertebral (1); así también los nahuas de Morelos hablan de los huesos de la mano o los del pie, sin distinguir sus particularidades (2).
Creencia importante y común a diversos grupos étnicos y mestizos, es la de considerar que los huesos están investidos de una propiedad especial, ya que en ellos se produce y acumula la sangre y el esperma (V. semen), dos elementos que trasmiten fuerza y vitalidad al organismo, cada uno en su particular función. Es así que se pondera el uso del polvo de ciertos huesos como un recurso terapéutico importante para el desarrollo del feto, infantes, enanos y anémicos (3) (V. huesos de gigante). Por otro lado, la creencia de que el esperma se produce en los huesos permite entender el ritual anual otomí, "la llorada del hueso", practicado en vísperas de Todos Santos con la finalidad de fertilizar el mundo (3).
Por último, cabe mencionar que bajo la creencia de que los huesos son generadores de la fuerza, existe, por las implicaciones que conlleva, un especial temor al padecimiento conocido como dolor de huesos.
(1) Holland, W. R., 1978.(2) Álvarez Heydenreich, L., 1987.(3) Galinier, J., 1990.