Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana
Universidad Nacional Autónoma de México
Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Mexicana
Levantar la tierra

Sinónimo(s): Levantar (1).

Entre los totonacos de Papantla, Veracruz, tratamiento que realiza el curandero para tratar el susto fuerte, con el fin de recuperar el alma del enfermo (V. pérdida del alma).

Este consiste en un ritual de gran complejidad que no forma parte de las terapias domésticas. La ceremonia curativa exige que el paciente se traslade a casa del terapeuta, quien confecciona una "ofrenda grande" junto al altar, que pagan los familiares de aquél. En una mesa cubierta con un lienzo blanco, coloca flores de cempazúchil (Tagetes erecta), muñecos de masa de maíz -uno de los cuales, de tamaño mayor que los demás, es vestido con trozos de tela de alguna prenda del asustado-; también se disponen pequeñas coronas de palma llamadas "estrellas", una charola con tamales o un guisado regional de pollo con mole, una botella de refino o aguardiente y velas que deben permanecer encendidas durante el ritual. Los elementos se ordenan en grupos de trece, si la persona es hombre, o doce, si es mujer. Durante esta primera etapa, el especialista determina el sitio en donde el enfermo se asustó; toma una parte del ofrecimiento y se traslada, junto con los familiares y amigos del doliente, al lugar donde éste perdió su alma. Allí el curandero "raya" la tierra haciendo una marca en forma de cruz, sobre la que vierte aguardiente, y recoge un poco de tierra de los cuatro extremos y de la intersección de los ejes de la figura trazada en el suelo. En los extremos de la cruz coloca flores de cempazúchil y velas encendidas, y distribuye los muñecos de masa de maíz. Después grita el nombre del paciente para que su alma regrese y vuelva a convivir con su familia, con su "viejo" o "vieja". Al recuperar el soplo anímico del asustado, entierra el muñeco mayor al lado de la cruz, devolviéndole a la tierra un sustituto del alma del afectado.

La tierra recogida se lleva a la casa del terapeuta, pues servirá para el primer baño del enfermo, mezclada con agua y frotada en todo su cuerpo; después, el terapeuta realiza una serie de masajes con diversas plantas medicinales, que son restregadas sobre las articulaciones, las plantas de los pies y de las manos, la espalda, la cadera, la parte delantera del cuello, la columna vertebral, las mejillas y la frente, siempre en forma de cruz y repitiendo el tratamiento trece o doce veces, dependiendo del sexo del enfermo. En los días siguientes, se pueden repetir los masajes en casa del paciente utilizando plantas de cempazúchil, ajo (Allium sativum), aguacate oloroso (Persea americana), tabaco (Nicotiana tabacum), cedro (Cupressus sp.) y diversas especies de labiadas. Terminados los masajes, el especialista reza siguiendo un patrón preciso, pues cada una de las oraciones es escogida de acuerdo con la naturaleza del susto. Por ejemplo, si el susto es de víbora, se entonan las oraciones a san Jorge, el héroe cristiano que mató al dragón. Al terminar la ceremonia, la "ofrenda grande" es obsequiada por los familiares al curandero (1).

Índice de Autores

(1) Zolla, C. et al., 1988.

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