Tepehuano (1). También mak´m (2).
En comunidades tepehuanas del sur de Durango, denominación que recibe el curandero.
Se afirma que no todo tepehuano puede ser mac gum, sino sólo aquéllos elegidos por Dios (2), cuyos poderes proceden de él y están predestinados desde su nacimiento. La señal iniciática puede darse a través de un sueño en el que se le anuncia que debe acatar el mandato de prepararse como curandero, ya que de no hacerlo así, corre el riesgo de morir. En otros casos, la señal es una enfermedad revelada al curandero que le atiende, quien a su vez funge como encargado de comunicar al iniciado que "debe tomar las plumas" (1).
Una vez aceptado el cargo, recibe un entrenamiento de cinco a diez años junto a un curandero experimentado; en este tiempo aprende las oraciones y elabora las flechas con plumas de águila, en las que residirán sus poderes curativos y que juntas simbolizan la imagen de Dios. Efectúa retiros periódicos de treinta días en los que guarda estrictos ayunos y abstinencia sexual; estos largos periodos de soledad ritual le son necesarios para aprender a curar durante el curso de los sueños extáticos.
Sus funciones de curador las efectúa con la celebración de ceremonias especiales en las que entona largas oraciones, inhala ritualmente el humo del tabaco y limpia al enfermo con las plumas de águila que llevan sus flechas para "extraer el mal" (2 y 3), además de practicar masajes y succiones chupando directamente la zona afectada (2) (V. macuche, chupar). También se encarga de celebrar rituales preventivos y propiciatorios, como el dedicado al descanso del alma de los que mueren (3), y la ceremonia a la que son sometidas las niñas para marcar su condición de adolescentes (2).
(1) Gómez Pérez, J. R., 1981.(2) Sánchez Olmedo, J. G., 1980.(3) Scheffler, L, 1986.