Con la expresión "abierta de cintura" se conoce en la medicina tradicional tepehua a una causa de demanda de atención de la población femenina de las áreas tepehuas, la cual se manifiesta con más frecuencia en los meses que siguen al parto, y que atienden las parteras (V. aflojada de cintura). Las causas más importantes que dan origen al padecimiento guardan relación con los cuidados que la mujer debe tener durante el posparto; así, si la puérpera no ha sido fajada después de dar a luz y "se levanta a hacer el quehacer", alza objetos pesados o se enfría la cintura, con seguridad contraerá la afección. Esta se caracteriza por un dolor persistente, como cansado, que aparece en toda la región lumbar ("cintura"), malestar que muchas veces le impide a la mujer levantarse; la enferma se siente débil y sin fuerzas, su semblante se torna amarillento, comienza a tener flujo y, en ocasiones, también calentura.
Generalmente, las terapeutas reconocen con facilidad cuando una mujer tiene la cintura abierta, ya que los síntomas son muy particulares. Según los conceptos anatómicos de los curanderos, la enfermedad se produce porque los músculos de la zona dolorida se "abren" por lo cual es necesario "cerrarlos" para conseguir hacer desaparecer los malestares que la acompañan. El tratamiento destinado a juntar nuevamente los tejidos de la cintura se basa principalmente en sobadas que la partera ejecuta en la zona comprometida, haciendo movimiento "como juntando la cintura", esto es, sobando varias veces desde los costados hacia la columna vertebral; usualmente, para la maniobra emplea alguna grasa de calidad caliente. Después que ha terminado con el masaje, la terapeuta pone a asar una hoja de maguey, luego la abre por la mitad, recoge el líquido que se desprende durante la operación para dárselo a tomar a la paciente, y enseguida coloca la hoja sobre la zona lumbar de la mujer a quien cubre de inmediato con una cobija, para guardar el calor; por último, le da una botella para que sople en su interior, ya que "el esfuerzo hace que se acomode la cintura en su lugar correcto", afirman las parteras. La aplicación de la planta tiene la finalidad de desinflamar el área dolorida. Al cabo de un rato, la terapeuta quita el emplasto y faja a la enferma. Esta operación se repite unas tres veces, una vez cada segundo o tercer día. Durante este tiempo la paciente no debe quitarse la faja, y, por lo tanto, tampoco puede bañarse; se le recomienda asimismo que procure reposar el mayor tiempo posible.
Aunque la enfermedad no tiene consecuencias graves; esto es, no es mortal, sí es una afección extremadamente molesta; la mujer se siente cada día más adolorida y la calentura no la abandona. Las parteras recomiendan buscar atención especializada en cuanto la enferma sienta que el dolor en la cintura no desaparece con el descanso, ya que así, con una o dos sesiones de tratamiento, se cura.