Debido a las características punzocortantes de los colmillos de la víbora de cascabel (Crotalus sp.), éstos son utilizados por los terapeutas mayas de la península de Yucatán en las prácticas de la sangría y el kokan.
Para eliminar el riesgo de un posible envenenamiento, el terapeuta procede a "curar los colmillos"; esto significa extraerlos, insertándolos en un pequeño trozo del peciolo de una hoja de papayo (Carica papaya), moviéndolos continuamente "para sacar el veneno de las bolsas" y "aflojar la carne". Después de la extracción los hierven en agua y antes de utilizarlos, son insertados en un diente de ajo por espacio de quince días (1) (V. took´).
En casos de mordedura de serpiente, los curanderos nahuas y popolucas de Veracruz, punzan con el colmillo de la víbora de cascabel para extraer el veneno (2). Los curanderos mazatecos de Oaxaca suelen utilizarlo para curar un dolor que describen como un "piquete de víbora", el cual atribuyen a un mal viento que se encuentra en los lugares de paso o que "es echado por el brujo"; con el colmillo punzan y luego tallan en el lugar del dolor (3).
(1) Mata Pinzón, S., 198788.(2) Münch Galindo, G., 1983.(3) Incháustegui, C., 1977.