Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana
Universidad Nacional Autónoma de México
Atlas de las Plantas de la Medicina Tradicional Mexicana
Capulín
Prunus serotina Ehrenb. subsp, capuli (Cav.) McVaugh — Rosaceae


La imagen fué proporcionada por:
Miguel Ángel Salinas Melgoza
CONABIO
Sinonimia botánica.

Prunus salicifolia Kunth., Prunus capuli Cav.

Sinonimia popular.

Capulí. Distrito Federal: det-sé (otomí), elocapolin (náhuatl). Estado de México: deze (otomí). Michoacán: shengua, xenhua (purhépecha). Sonora: jumpal (pima).

Botánica y ecología.

Árbol de 12m de altura, de corteza rojiza o café. Sus hojas son anchas en la punta, de color verde, lustrosas con los bordes aserrados. Tiene las flores agrupadas en racimos alargados y son de color blanco. Los frutos son redondeados de color rojo o negro.

Originario de América boreal. Habita en climas cálido, semicálido, semiseco y templado desde los 1000 y los 3900msnm. Planta silvestre cultivada en huertos familiares, asociada a bosques tropicales caducifolio y subcaducifolio, matorral xerófilo, bosque espinoso, bosque mesófilo de montaña, bosques de encino, de pino y mixto de pino-encino.

Etnobotánica y antropología.

En Morelos, Hidalgo y en el Estado de México se usa el capulín en arreglos y amuletos para protegerse del mal. Con este propósito se hace un manojo con ajos, cogollos de esta planta y las de durazno, jarilla y aguacate, que se coloca en el lugar donde se guarda el dinero, en la cartera, monedero o en el cajón. También se usa para realizar limpias agregando un manojo de plumas de chupamirto moradas, rojas y azules. Cuando el caso no es muy grave, el manojo se pasa por todo el cuerpo del paciente sin quitarse la ropa, en caso contrario, las hierbas se tienen que desmenuzar y restregar directamente sobre el cuerpo, para dejar la piel impregnada con la savia.

Su empleo más frecuente es en el tratamiento de la tos, que da a consecuencia del catarro de frío (entre otras causas) y cuya intensidad y duración depende de la gravedad de la infección. En Michoacán, Hidalgo y en el Estado de México se reportan los siguientes remedios: con el fruto se prepara un jarabe que se toma por cucharadas; el cocimiento de las hojas ingerido cada cuatro horas; o el cocimiento de la corteza, tres veces al día; este último se receta igual en Aguascalientes. En el Distrito Federal, se prepara también un té con las hojas, aunque suele acompañarse con hojas de durazno, tejocote y manzana (spp. n/r).

En casos de diarrea y dolor abdominal se cuecen la raíz, corteza y hojas del capulín con miel de abeja a punto de jarabe y se toma cada seis horas. Otra forma de prepararlo es hirviendo a fuego lento el fruto y las hojas con suficiente azúcar hasta que espese, se deja enfriar, ya colado se le agrega limón (Citrus aurantifolia) y alcohol, se administra tres veces al día.

Como reconfortante se utilizan las ramas con las que se hojea al bañista en el temazcal. Para tratar el mal de orín, se toma el cocimiento del fruto como agua de uso.

En Sonora, se ocupa la corteza y las hojas en caso de diarrea, catarro, nubes en los ojos y fiebres periódicas.

También se reporta útil para tratar otras afecciones respiratorias, además de aljorra (V. alforra), disentería e insomnio.

En Hidalgo y en el Estado de México, se usa para aliviar a los enfermos de empacho.

Historia.

En el siglo XVI, Martín de la Cruz lo señala como: antiprurítico, para la dermatosis y dispepsia. El Códice Florentino, menciona su uso para: los ojos irritados. Francisco Hernández, en el mismo siglo la indica como: "sedante, tónico, el cocimiento de la corteza cura a los disentéricos, el polvo de la misma disuelve las nubes, aclara la vista, alivia las inflamaciones de los ojos y suaviza la lengua reseca por exceso de calor".

A finales del siglo XIX, la Sociedad Mexicana de Historia Natural la indica como antipalúdico. En Datos para la Materia Médica Mexicana se refiere para: la disentería, nubes de los ojos y curar las inflamaciones. El Instituto Médico Nacional la reporta como antidiarreico y antipalúdico. Para el siglo XX, Alfonso Herrera comenta: es sedativo y narcótico. Posteriormente, Maximino Martínez describe los usos siguientes: antidiarreico, antidisentérico, antiespasmódico, antipalúdico, contra neumonía, refrescante, y para enfermedades del sistema respiratorio y visión borrosa. Luis Cabrera la con-signa para: abscesos, antiblenorrágico, antiespasmódico, produce arritmia y analgésico. Finalmente, la Sociedad Farmacéutica de México cita los usos siguientes; antidiarreico, antipalúdico, astringente, eupéptico, gastritis atónica, sedante cardiaco, sedante de la circulación, sedante en catarros bronquiales y laríngeos y tónico.

Química.

En las hojas de P. serótina se han detectado los triterpenos urs-12-en-28-al-3-beta-ol; y los componentes bencénicos beta-glucopiranosa-benzoato y prinasín.

Las hojas contienen aceite esencial, grasa sólida, resina ácida, amigdalina, un alcaloide, ácido tánico y principios pécticos. La corteza contiene un aceite esencial, resina, taninos, ácido gálico, y por destilación, la producción de ácido cianhídrico.

Farmacología.

El extracto fluido preparado a partir de la corteza, mostró actividad biológica frente a la cepa patógena Mycobacterium tuberculosis, obteniéndose un valor de 6.2 mg/ml para la mínima concentración inhibitoria (MIC).

En la Farmacopea Mexicana de 1896, se indica la aplicación de la corteza en infusión a la dosis de 4g en 500ml de agua como antidisentérica, y a la dosis e 1 a 2g en 500 ml de agua como antipirética.

Principios activos.

En diversas partes de la planta se encuentra un glucósido cianogénico (la amigdalina), principal responsable de la toxicidad de esta planta. Se encuentra la amigdalina en grandes concentraciones en las semillas, hojas y corteza.

Toxicidad.

Las hojas de la planta, al ser ingeridas por el ganado vacuno, han provocado una serie de síntomas de intoxicación que en ocasiones ha llevado a la muerte a los animales, los que presentan dificultad en la respiración, dilatación de las pupilas, pérdida de la conciencia, convulsiones y parálisis total, antes de la muerte.

Se han reportado intoxicaciones en humanos provocadas por esta planta. Los síntomas más frecuentes que manifiestan los sujetos que la han ingerido, pueden ser dificultad en la respiración, espasmos, coma y muerte repentina. Se considera que esta planta, la especie más peligrosa del género Prunus, es tan tóxica, que con una cantidad menor de una libra de follaje puede llegar a ser fatal si es ingerida por los animales y el hombre. Los niños suelen intoxicarse con ella al ingerir las semillas.

Se debe al consumo de plantas de cereza negra (Prunus serotina) la alta incidencia de malformaciones en cerdos.

Comentarios.

Prunus serótina, es una planta originaria de América, de uso muy antiguo de la cual no se detectaron estudios farmacológicos que convaliden sus aplicaciones terapéuticas tradicionales.

Herbarios.

CHAPA, EBUM, ENCB, FCME, HUAA, HUAT HUMO IEB, IMSSM, IZTA, MEXU, UAP, UAS, XOLO, ZEA.

Literatura.

Botánica. Barquín P. y Zamora L. 1991; Camacho J. R. 1985; Castillo P 1990; Chino S. y Jacques P. 1986; Cruz J. L. 1986; De Niz D. 1989-Del Amo S. 1979; Esquivel E. 1989; García G. 1989; Ghislaine D. 1979. González J. 1981; Gutiérrez M. A. 1985; Linares M. 1991; López R e HinojosaA. 1988; Mata S. y cols. 1985; Matosic R. 1991; Martínez I. 1980; Motte E. 1984; Paredes M. y Gutiérrez M. A. 1989; Reyes M. 1989; Ruk L. C. 1989a; Ruíz L. C. 1989b; Sentíes A. 1984; Soto J. 1987; Suárez C 1990; Velázquez F. 1990.

Ecología. Ballesteros L. com. pers; Camacho J. R. 1985; Cruz J. L. 1986; Esquivel E. 1989; García G. 1989; González J. 1981; Index Kewensis Reyes M. 1989; Soto J. 1987; Suárez C. 1990; Velázquez F. 1990.

Etnobotánica. Barquín P. y Zamora L. 1991; Camacho J. R. 1985, Castillo P. 1990; Chino S. y Jacques P. 1986; Cruz J. L. 1986; De Niz D, 1989; Esquivel E. 1989; García G. 1989; Ghislaine D. 1979; González J. 1981; Gutiérrez M. A. 1985; Linares M. 1991; Mata S. y cols. 1983; Martínez I. 1980; Motte E. 1984; Paredes M. y Gutiérrez M. A. 1989; Reyes M. 1989; Ruíz L. C. 1989a; Ruíz L. C. 1989b; Suárez C. 1990; Velázquez F. 1990; Zamora M. 1991a; Zamora M. 1991b.

Antropología. Baytelman B. 1985; Zolla C. 1988.

Historia. Cabrera L. 1958 (1943); Datos para la Materia Médica Mexicana. 1894-1900; De la Cruz M. 1964 (1552); Estrada E. 1989 (Códice Florentino. 1548-1582); Hernández F. 1959 (1571-1576); Hernández F.Vol. III1942 (1571-1576); Herrera A. 1921; Instituto Médico Nacional. Vol. III1897; Martínez M. 1969 (1934); Sociedad Farmacéutica de México. 1952; Sociedad Mexicana de Historia Natural, Primera Serie Vol. III 1876.

Química. Biessels H. W. A. 1974; Datos para la Materia Médica Mexicana, 1898. Horsley S. B. 1981; Instituto Médico Nacional, 1896.

Farmacología. Aguilar A. y Zolla C. 1982; Cáceres A. 1987; De A. Ribeiro y cols. 1986; Nueva Farmacopea Mexicana. 1896; Feng P. y cols.1962; Instituto Médico Nacional, 1896; Lozoya X. 1980; Ribeiro R. y cols. 1988; Yanaguchi T. y cols. 1980.

Principios activos. Biessels H. W. A. y cols. 1974; Horsley S. B. y Meinwald J. 1981; Miura G. A. y Shih T. M. 1984; Smolenski S. J. y cols. 1975.

Toxicidad. Bustamante A. F. 1979; Harvey R. V. y cols. 1945; Selby L. A. y cols. 1971.