Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana
Universidad Nacional Autónoma de México
Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Mexicana
Escarlatina

Sinónimo(s): hervor de sangre (Ags), pitiflor (Camp), pavón (Chis), alfombrilla (Edo Mex) (Hgo) (Ver), fiebre roja (Nay), fiebre escamosa (Oax), mimiques (Pue), mala angina (Qro) (1).

Enfermedad que ataca principalmente a los niños y cuya manifestación sobresaliente es la aparición de granos rojos en todo el cuerpo, motivo por el cual la medicina tradicional generalmente la clasifica como padecimiento de la piel.

Los nahuas de Milpa Alta, Distrito Federal, creen que es causada por un castigo enviado por un santo o por la Virgen. Reportan que además de los granos se manifiesta por la presencia de comezón, calentura, escalofrío, inapetencia e inquietud. Quizá el exantema y la fiebre, comunes a la escarlatina, generen confusión y se le diagnostique erróneamente como varicela o sarampión. Cuando la escarlatina se presenta, se deben tomar medidas de precaución para evitar complicaciones; así, solamente la madre debe atender al enfermo, evitando que entren a la casa mujeres casquivanas, borrachos, fumadores y personas que "vienen calientes" por haber desarrollado un trabajo pesado, ya que se cree que el calor que acumulan estas personas provoca que los granitos se "volteen" o se "suman", y con ello se tornen negros o dejen cicatrices en el niño (V. frío-calor). De igual manera, se debe proteger al enfermo del ruido de los cohetes utilizados en las fiestas religiosas, pues esto agrava su estado. Se piensa que la escarlatina es más peligrosa que el sarampión y la varicela, y que su duración es de una a dos semanas (2).

Los tratamientos tienen diversas finalidades; una de ellas es restablecer el equilibrio frío-calor que el enfermo ha perdido. Así, los mayas yucatecos de Dzitas, le dan un baño con infusión dex-canam, granada (Punica granatum) y hoja de guayaba (Psidium guajava) (3). Los totonacos de Papantla, Veracruz, realizan el mismo procedimiento pero con la decocción del estafiate (Artemisia ludoviciana) o del acoyo (Piper auritum); complementan el tratamiento con té de raíz de cordoncillo (Piper sp.) y de acuyo (4). Entre los nahuas de Tecospa, Estado de México, se aconseja dar de beber un té de ich-poltsi (?) que estiman de calidad fresca, o de borraja (Borago officinalis) que es de calidad templada; además realizan una limpia con pirul (Schinus molle) y con bola de fuego (?), ambas de calidad caliente (5). Los nahuas de Milpa Alta, refieren un tratamiento más complejo y elaborado en el que combinan la medicina alópata, la herbolaria y elementos mágico-religiosos: primero, se debe propiciar con algún regalo o con el cumplimiento de una promesa, a la entidad sobrenatural que ha originado la enfermedad. Al mismo tiempo, se acude al médico para que recete pastillas, suspensiones, cápsulas o inyecciones. Consideran muy importante que broten los granillos y que sean de color rojo. Para lograrlo, cubren al enfermo con papel de China rojo o con una franela del mismo color, cierran su cuarto y lo barren con una escoba nueva de popote, la cual se pasa también sobre el cuerpo del niño. Con el mismo objetivo se le da de beber atole de maíz rojo, o se frota su cuerpo con pirul remojado en alcohol. Después se colocan flores rojas alrededor del cuerpo del pequeño, con la excepción de la cabeza y los pies, pues se piensa que por ahí se desaloja la calentura. Una vez que los granos han brotado, se remojan flores de malvón (Pelargonium inquinans) en agua y con ellas se rocía al enfermo con el objeto de extraer el calor que acompaña a los granos y disminuir así las molestias. Para lograr que éstos desaparezcan prontamente, algunas personas acostumbran amarrar un listón rojo a una de las muñecas del niño. Cuando los granitos empiezan a desaparecer, se lavan con leche de vaca, y cuando están a punto de extinguirse, se fríe carne de puerco con manteca en una cazuela. Si el enfermo es muy pequeño, su madre coloca sobre las manos del infante unas hojas de capulín (Eugenia capuli) con las que voltea la carne en la cazuela hasta que se encuentra bien frita; los granos así se "tuestan" y "caen parejo". Durante todo este tiempo se le deben brindar al niño diferentes cuidados: vestirlo con ropa holgada y abrigarlo bien, mantenerlo en la cama y no darle de comer carne de cerdo, chile o frijoles negros, para que los granos no adquieran un tono café y la cara quede limpia de cicatrices. También se aconseja purgar al niño con aceite de ricino o proporcionarle una dieta que consiste en frutas y leche de establo o atoles y verduras. Sólo después de cuatro o cinco días de aliviado, puede bañarse en el temazcal o en el "vapor". Dicen que es posible la prevención de la escarlatina aplicando la vacuna correspondiente (en realidad no existe una vacuna que inmunice contra este mal, lo que confirma la confusión con respecto al sarampión) o colgando una rama de pirul en la entrada de las casas (2).

Por otra parte, existe la idea de que bajo ciertas condiciones la escarlatina es contagiosa; con esta creencia los nahuas de Tecospa, piensan que si un individuo en forma verbal o mental "insulta" las erupciones del enfermo, éstas entrarán profundamente en su cuerpo y lo matarán (5) (V. contagio).

Para la medicina académica, la escarlatina es una infección exantemática generalizada, más frecuente entre los seis meses y los diez años de edad. Se caracteriza por fiebre, escalofrío, cefalalgia y dolor de garganta. La erupción en mucosas de la boca y faringe, así como de la piel, aparece de uno a cinco días después de iniciada la enfermedad, mientras que los demás síntomas generales desaparecen al abatirse la fiebre. El diagnóstico se confirma si la piel se descama posteriormente (6).

Índice de Autores

(1) Secretaría de Economía, 1956.

(2) Palacios de Westendarp, P., 1986.

(3) Redfield, R. et al., 1940.

(4) Santos García, A. de los et al., 1988.

(5) Madsen, W., 1960.

(6) Harrison, R. 1977.

AT