Con el nombre de "cara manchada" se conoce a un síndrome de filiación cultural que afecta con relativa frecuencia a la población adulta de las áreas huaves. Los especialistas en tratar esta afección son principalmente los curanderos-parteros, quienes afirman que el origen del mal reside, casi siempre, "en los problemas que se tienen con una vecina, y entonces ésta le hace una maldad a la otra".
Una vez que el maleficio ha alcanzado al destinatario, éste comienza a sentir "comezón en los cachetes y después en todo el cuerpo"; enseguida, aparecen unas manchas de color negro (V. paño). El terapeuta formula el diagnóstico después de hacer una revisión del paciente, para evaluar los cambios ocurridos en la piel; generalmente, "la mancha está como jiote, y si se rasca, sale agüita; es como la calabaza tierna...que bota agua".
El tratamiento aplicado consiste en lavar primero las zonas manchadas con un jabón medicinal llamado Neko, de venta en farmacias, y enseguida aplicar una cataplasma elaborada con la raíz de una especie medicinal, machacada hasta adquirir la consistencia de una pasta. La curación se hace dos veces al día durante el tiempo necesario, hasta conseguir que las manchas desaparezcan. Los informantes recomiendan tratar de mantener la cataplasma sobre la piel lastimada el mayor tiempo posible, sin cubrir. Generalmente, con este tratamiento el enfermo debe estar completamente restablecido al término de una semana, afirman los terapeutas.