Con el nombre de frialdad, se conoce en la medicina tradicional popoloca a una enfermedad cuya causa fundamental es el "frío", y que afecta a toda la población. Es atendida por la mayor parte de los médicos tradicionales del grupo. En los niños, con frecuencia el padecimiento surge cuando "están sudados y enropados y se desnudan; entonces les pega el frío y se enfrían". El enfermo que sufre de frialdad presenta dolor de cintura, calambres en las "venas" (músculos) de los pies y calentura, y siente un frío intenso en todo el cuerpo.
En la consulta, después de conversar con el paciente, el terapeuta lo somete a una revisión; primero le examina el paladar por si presenta "unos granitos blancos como piedritas"; la enfermedad es confirmada luego de la revisión de los talones ("calcañales") del sujeto: si están fríos, con seguridad el paciente padece de frialdad.
Los curanderos afirman que el padecimiento se cura "tallando" (sobando) al enfermo de acuerdo con el siguiente esquema: primero, "talla las venas", iniciando desde la cintura hasta los pies, varias veces; enseguida, soba con alcohol desde la cintura hacia arriba, especialmente los flancos, la espalda y el rostro del paciente, "para echar fuera a la enfermedad". El tratamiento comprende una sobada diaria, durante tres o cuatro días consecutivos.
La frialdad es una afección que es necesario desalojar cuanto antes, porque de lo contrario la condición del paciente se agrava con la aparición de otra enfermedad de nombre "niño cotón", llamada así por ser más frecuente en los niños. En estos casos, además de los síntomas propios de la frialdad, el enfermo presenta diarrea de color verde con moco y sangre, calentura y tos, y se queja durante el sueño. La enfermedad en esta fase se reconoce por las características de las evacuaciones, y la presencia de fiebre intensa.
La terapia empleada es la misma que la indicada para combatir la frialdad, sólo que en estos casos, la tallada se hace dos veces al día, prestando particular atención a dar masajes en aquellos "nervios" (como los del tórax y las axilas) que "están más duritos". En el curso del tratamiento, el paciente no debe tomar agua fría ni comer alimentos fríos, "porque le puede dar pulmonía", refieren los terapeutas.
Una de las formas más comunes de prevenir la frialdad es la de "comer naranjas" con frecuencia.