Al igual que entre los habitantes de los otros grupos indígenas de México, también entre los popolocas la diarrea representa no sólo una de las causas de demanda de atención más frecuentes, sino también una importante causa de muerte para los enfermos que no son tratados a tiempo. Los terapeutas encargados de atender a este tipo de población son, generalmente, los hierberos, los curanderos y los especialistas tradicionales conocidos como "espiritual-brujería".
Los terapeutas reconocen varias clases de diarrea, dependiendo del color de las evacuaciones del enfermo:
Muchas veces, la diarrea forma parte de los síntomas de otras enfermedades, como el susto o el "mal echado"; en estos casos, la afección no se ataca de manera específica, sino que se espera que desaparezca en el curso del tratamiento de la enfermedad principal que la ha originado.
En los niños, además de las causas antes mencionadas, la diarrea puede aparecer por "comer frutas de cáscara gruesa que se pegan en el intestino", por "falseaduras, porque le van a salir los dientes, o porque se caen de la cama, se agarran mal y se tuercen su cuerpo", afirman los terapeutas.
El síntoma más evidente de la enfermedad es el tipo de evacuaciones, aguadas y muy frecuentes, que el enfermo presenta. Otras manifestaciones que la acompañan son: fuertes dolores y retortijones en la región de la "barriga, que le chilla", y agitación intensa; el paciente presenta calentura, suda frío y pierde el apetito. A los niños les "gruñe el intestino y están aventados", indicio que revela el grado de inflamación interna que sufren. Si la causa del mal es la aparición de la primera dentición, en el excremento se ven "bolitas blancas de leche" (V. diarrea de dientes, enlechado).
El diagnóstico se establece comenzando con un interrogatorio a la madre del niño, tendiente a conocer las características de la diarrea; enseguida, la terapeuta soba el estómago del paciente, lo que le permite detectar si "se siente chilladera adentro, y si se siente que está vacío". Algunos terapeutas acostumbran diagnosticar la diarrea mediante el control del grado de calor del centro de la palma de la mano del enfermo; cuando hay diarrea, la mano "en el centro está caliente; puede estar fresca por fuera, pero allí en el centro se siente caliente", aseguran los terapeutas. Si en el curso del interrogatorio surge la sospecha de que la diarrea es producto de una falseadura, el curandero procede a revisar las extremidades inferiores del paciente: acuesta al niño, le junta ambas piernas y observa los talones: si uno está más arriba que el otro, se confirma la sospecha.
Los tratamientos dependen del tipo de diarrea. También hay que distinguir entre la terapia destinada a curar la diarrea por falseadura y el resto de las diarreas. La curación de la mayor parte de estas enfermedades se basa en la administración de preparados en forma de té, elaborados con plantas medicinales. La finalidad de todos ellos es la de "cortar" la diarrea, evitando así la muerte del enfermo por deshidratación. Las sobadas, así como la aplicación de emplastos, muchas veces complementan la curación. Enseguida se consignan algunos tratamientos.
Ciertos tratamientos consignados están indicados sólo para los niños pequeños. Así, se recomienda hervir raíz de orégano, hierbabuena y celedonia (V. hierba de la golondrina) administra al paciente por tres días, como agua de tiempo. En aquellos casos en que la diarrea es causada por la salida de los dientes, el padecimiento "se corta" haciéndole ingerir al niño, tres veces al día, un té de orégano o de manzanilla. El oreganillo es otra de las plantas medicinales empleadas en estos casos; se hierven las hojas de la planta y el preparado tibio se administra al enfermo en dosis de diez cucharadas soperas: de esta forma, en 20 minutos "se les quita la diarrea" a los niños, aseguran los terapeutas.
A los pacientes adultos se les administra, por tres días y como agua de tiempo, un preparado que se hace hirviendo salvia, temorreal, unas hojas de hierba del zorrillo y hojas de ruda.
Finalmente, si el niño sufre diarrea después de una falseadura, se le soba de la cabeza hasta los pies, y a continuación se le "jalan los pies hasta emparejarlos, y así poco a poco se va cortando la diarrea", aseguran los curanderos.
La única forma de prevención mencionada por los médicos tradicionales popolocas guarda relación con la calidad de la ingestión de alimentos; así, ellos recomiendan a sus pacientes simplemente "no comer las cosas que caen mal al estómago" (V. palvo real, kandachinchi, marrubio, nanche, sutsuma)
Como se ha mencionado anteriormente, la diarrea representa una importante causa de muerte en los pacientes que no son tratados a tiempo; cuando esto ocurre, el enfermo empeora rápidamente: el dolor de estómago se hace insoportable, "se vacía de una vez y se muere". Si, no obstante los tratamientos aplicados, la diarrea no cesa, los terapeutas concluyen que la enfermedad "es mal echado o espanto, y la persona se muere". Este padecimiento afecta a la población en general, en cualquier época del año.