La tos ferina es una causa de demanda de atención frecuente de la población infantil de las comunidades tlapanecas, especialmente durante la época de frío. Es una enfermedad contagiosa designada popularmente con el término de nandi naga ´a apha.
Los terapeutas señalan que la tos ferina se manifiesta generalmente con calentura y una tos tan fuerte que, cada vez que el paciente tose, "se le va el resuello, vomita y casi se priva"; sus secreciones son de color blanco, presenta escalofríos, ojos enrojecidos y falta de apetito. Los accesos repentinos de tos que se acompañan con vómitos, y las flemas de color blanco, son los signos más importantes para determinar la naturaleza de la afección.
En el tratamiento de la tos ferina se emplea el chintete (cuiji) -"animal del campo de una cuarta de tamaño que cuando ve algo extraño esponja el cuello"-. Se utiliza el animal completo; se pela, se sala, se asa y se da a comer al enfermo diariamente. La sangre del animal se le aplica, "como si fuera pomada", sobre la espalda a nivel de los pulmones, tres veces durante toda su enfermedad. Otra terapia menos común consiste en la administración de leche cruda de burra negra. Durante el tratamiento los terapeutas recomiendan no comer comidas dañinas, tales como chile, manteca, carne, comidas frías y "polvosas" -pinole, por ejemplo-.
Según indican los terapeutas, si el enfermo no recibe el tratamiento oportunamente "y dura un mes enfermo", puede morir por problemas respiratorios, ya que "no aguanta a sostener el resuello".
Los terapeutas consideran que, siendo la tos ferina una enfermedad contagiosa, los niños sanos no deben acercarse a los que están enfermos.