Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana
Universidad Nacional Autónoma de México
Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Mexicana
Anemia

Estado de debilitamiento en que se ven afectados el volumen y/o la calidad de la sangre.

Las expresiones que aluden a tal condición son: "falta de sangre" (1 a 3), "la sangre se adelgaza" (4 y 5), "la sangre se debilita" (4), "falta fuerza en la sangre" (6 y 7). Se reconoce a los sujetos de tal padecimiento porque están "debilitados", "azarreados" o memios (5).

Otros síntomas que identifican al anémico son: palidez, mareos, adelgazamiento, cansancio, fatiga, dolor de cabeza y emblanquecimiento de las uñas (2 a 4).

La anemia se relaciona con otros estados morbosos, generalmente como causa. Así, por ejemplo, en Zapotitlán de Méndez, Puebla, se asegura que las mujeres anémicas no logran embarazarse en razón de que su sangre es escasa, están muy débiles, por lo que hay que vitaminarlas; y en el caso de encontrarse embarazadas pueden abortar, pues en estas condiciones "el cuerpo rechaza al feto". Igualmente, los hombres pueden sufrir de esterilidad como consecuencia de la anemia, ya que el semen "pierde su fuerza" (1) (V. impotencia).

En concordancia con la etiología, los tratamientos están encaminados a "fortalecer la sangre" a través de una dieta que permita al individuo recobrar el volumen y la espesura normal del preciado líquido. Se recomienda ampliamente la ingesta de alimentos ricos en hierro y proteínas, tales como la carne y sangre de algunos animales, legumbres y vegetales verdes como berros, espinacas, verdolagas, quelites y apio (3 y 4) (8 a 10). También se sugiere la ingesta de pulque y diversas infusiones preparadas con plantas como la zarzaparrilla (Smilax spp.) (11 y 12) y el muicle (Jacobinía spicigera) (8) (10), destinadas también a "fortificar" y "purificar" la sangre.

La medicina académica señala que la enfermedad puede sobrevenir por simple pérdida de sangre, o bien por la destrucción o inadecuada formación de glóbulos rojos o de hemoglobina, de tal manera que la concentración de ambos elementos en el torrente sanguíneo se encuentra por debajo del nivel normal, dato clínico que popularmente se ha interpretado como "sangre delgada" o "falta de sangre". Los tratamientos son específicos y dependen del tipo de anemia que se diagnostique. Las causadas por deficiencias alimentarias, de hierro en particular, se caracterizan por la escasa formación de sangre, figurando entre sus síntomas: palidez, debilidad, fatiga, desmayos y dificultad respiratoria; su tratamiento se orienta entonces a suministrar a través de la dieta y fármacos el elemento deficiente. En otros tipos de anemia se requiere, en ocasiones, la administración de transfusiones sanguíneas, medida que es rechazada en algunas zonas rurales del país.

Por último, cabe aclarar que la anemia suele manejarse por lo común como sinónimo de debilidad, en especial cuando se presenta como secuela de ciertos padecimientos graves y duraderos, incluyendo aquellos originados por alteraciones en la cantidad y espesor de la sangre. De hecho, algunas enfermedades reconocidas por la medicina tradicional, que comprenden dentro de su descripción un debilitamiento extremo, parecen constituir cuadros específicos de anemia como resultado de un determinado proceso patológico, o bien, de una severa deficiencia nutricional. Tal es el caso del que sufre tuberculosis, tiricia, el hético, el enfermo de pale, latido o hinchazón blanca.

Índice de Autores

(1) Cuerno Clavel, L. et al., 1989.

(2) Gómez López, J. M., 1990.

(3) Ruiz Salazar, C. L., 1989.

(4) Coordinadora Estatal del INI, 1989.

(5) Padrón Puyou, F., 1956.

(6) Palacios de Westendarp, P., 1986.

(7) Sassoon Lombardo, Y., 1979.

(8) Magdaleno Mora, R., 1987.

(9) García Regalado, G., 1989.

(10) Campos-Navarro, R., 1990.

(11) Castro Guevara, C. A., 1986.

(12) Moscoso Pastrana, P., 1981.

MM Y SM