El "espanto" es uno de los síndromes de filiación cultural más frecuentes de la población indígena del país. Entre los chichimecas, se trata de una enfermedad que afecta sobre todo a los niños, los cuales la contraen cuando "están desprevenidos y alguien les habla, o cuando ven cosas de sorpresa"; también se pueden espantar con las visiones que a veces aparecen en los sueños (V. susto y sueño). Aunque los adultos padecen con menor frecuencia esta afección, pueden enfermar de espanto "cuando salen fuera de la comunidad", señalan los informantes.
El niño espantado llora continuamente, sobre todo durante la noche, y deja de dormir; asimismo, tiene escalofríos y pierde el apetito. Uno de los indicios más significativos del padecimiento es la coloración verdosa de las evacuaciones del paciente, el cual, en ocasiones, también presenta vómitos. Por lo general, la visión que lo ha impresionado persigue constantemente al niño, y éste "repite el sueño", lo que le produce una gran intranquilidad.
Si el espanto ha ocurrido recientemente, los médicos tradicionales utilizan una preparación que contiene poleo, epazote, orégano, manzanilla y aguardiente, la cual es conocida con el nombre de "espíritu de untar y de tomar"; ésta se elabora moliendo en un metate todos los ingredientes y luego poniendo dos cucharadas de la mezcla en un cuarto de litro de aguardiente; este preparado se unta en el cuerpo del niño, especialmente en las sienes, corvas y mollera, y, al mismo tiempo, se le dan dos cucharadas del mismo. La curación se hace los viernes a las 12 del día, durante tres ocasiones. Si el espanto ha sido fuerte, o el enfermo ya lleva algunos días con los malestares, a la terapia anterior se añaden algunas limpias con pirul macho y sahumadas con copal, ruda y romero seco. Después de la primera sesión de untadas, al niño se le administra, por varios días, un té de hierba del aire, o de anís estrella si presenta vómitos.
Los informantes refieren que existen algunas formas de prevenir el desarrollo del padecimiento; así, si el accidente apenas ha ocurrido se le debe dar al niño de inmediato un poco de agua. También señalan que esta afección constituye una causa de muerte entre la población infantil de sus comunidades porque "se les pasa el espanto" y dejan de comer; es por esto que recomiendan iniciar el tratamiento cuanto antes.