La caída de mollera es una de las causas de demanda de atención más frecuentes de la población infantil de las comunidades chocholtecas, aunque en ocasiones también los adultos pueden llegar a sufrirla. Según los médicos tradicionales, existen dos molleras -una en el área superior de la cabeza y otra en la nuca- y ambas pueden caerse, es decir, sumirse, sólo que cuando el problema afecta a la fontanela posterior el padecimiento no tiene curación. Según los terapeutas, la mollera se cae como consecuencia de un golpe en la región de una de las fontanelas, golpe que ocurre casi siempre como resultado de alguna caída. Ahora bien, los informantes consideran que las caídas no son nunca fortuitas, sino que son el resultado de los "malos aires", los cuales, por ejemplo, espantan al caballo en que cabalga la víctima, provocando que tropiece y que el enfermo caiga y se golpee. No todas las personas son objeto de la maldad de estos aires, sino sólo aquellas de "sangre débil" . En ocasiones, además de sufrir caída de la mollera, el sujeto contrae "mal aire", por lo cual su estado se complica.
Según los terapeutas, la caída de mollera provoca la caída del paladar; en consecuencia, al enfermo se le inflaman las paredes de la garganta y las anginas "se le hacen bolas", lo que produce un intenso dolor en toda la zona, así como dificultad para respirar. El paciente adulto manifiesta, además, intolerancia a los ruidos, en tanto que, los niños "se ponen chillones"; en estos últimos, la fontanela anterior se sume dejando una especie de hueco, fenómeno que permite al terapeuta diagnosticar con facilidad la enfermedad. Cuando el sujeto también ha sido afectado por el mal aire, siente "que la cabeza la tiene como llena, no oye" y llora sin querer.
El tratamiento destinado a curar al niño con la mollera caída consiste en frotarle la zona hundida con una mezcla de tomate y azúcar, la cual, al término de la maniobra, se deja en el lugar de la fontanela a modo de emplasto. Los terapeutas estiman que, si la mollera vuelve a su lugar, entonces el paladar también "se alza", es decir, se desinflama. La terapia indicada para el paciente adulto es diferente: en este caso el terapeuta procede a sobarle, con aceite, las paredes de la garganta y el paladar, con el objeto de desinflamar la zona y "alzar el paladar" (V. paladear). Si el enfermo también padece mal aire, el tratamiento se complementa con una limpia con huevo.
La falta de curación del padecimiento provoca continuos dolores de cabeza; el enfermo siente "que se le parte la cabeza" por el dolor y "no puede hablar bien", esto es, su voz se torna gangosa por la inflamación del paladar. La única forma de recuperar la salud es haciendo la terapia descrita.