Enfermedad de la población femenina, reconocida también por la medicina tradicional de otros grupos indígenas del país. Se trata de una afección cuya principal característica es la salida constante, a través de la vagina, de una secreción; de ahí el nombre de flujo. Este líquido puede tener diversas particularidades, lo que origina que a veces la enfermedad reciba nombres tales como flujo blanco y flujo amarillo, entre otros. La mujer afectada por flujos presenta, además, dolor en el vientre, el cual se inflama y se encuentra frío al tacto, así como comezón en los genitales y ardor al orinar. Cuando el flujo es de color amarillo, por lo general tiene mal olor.
La causa más importante de la aparición de flujos vaginales, es la frialdad de los órganos genitales internos de la paciente. Esta frialdad se acumula en la matriz y en los ovarios "por enfriarse mucho el vientre", fenómeno que se produce cuando la mujer lava y se moja, y "se deja la ropa húmeda". Las secreciones de la vagina forman parte, además, de otras enfermedades del aparato reproductor femenino, como son: abierta de la cadera y frío en la matriz. En esta última afección, el flujo vaginal es el síntoma principal, y la esterilidad de la mujer, su consecuencia más importante.
Todos los tratamientos destinados a curar los flujos vaginales tienen el propósito de eliminar la frialdad de los órganos internos de la enferma. Esto se logra administrando tes de plantas medicinales de calidad caliente, y aplicando vaporizaciones ("vapores") o lavados vaginales con preparados medicamentosos. Las plantas de uso más común en los tes son: manzanilla, romero, ocote, cardo santo, tlachichinole (Plumbago pulchella) y valeriana; pueden ir endulzados con miel virgen, y deben ser tomados hasta que las molestias desaparezcan. Las vaporizaciones se hacen de la siguiente manera: "se ponen a hervir en un traste de boca chica, manzanilla, alucema, hierba de baño, hierba de pasmo y ocote; la enferma se cubre con una cobija o una sábana, y se le pide que poco a poco se vaya sentando sobre el recipiente con el fin de que reciba el vapor del cocimiento de hierbas". El preparado utilizado para los lavados vaginales es más complejo. Se emplean tres raíces de espino amarillo, tres de malvavisco, tres de malva, una raíz de palo de cardo santo, un trozo de corteza de guamúchil blanco y uno de mezquite morado, un pedacito de timbre y uno de tehuistle; se hierven todos los ingredientes y se pone un lavado diario por espacio de tres días.
Para prevenir la enfermedad los terapeutas recomiendan evitar mojarse el vientre y sentarse sobre superficies frías.