El susto o tripa representa un síndrome de filiación cultural que afecta constantemente a la población pápago, particularmente frecuente entre los niños. Este padecimiento es señalado por los terapeutas como una causa común de muerte en los pacientes que tardan en solicitar la ayuda médica competente proporcionada por los curanderos y sobadores del grupo.
Las causas del susto son atribuidas a "una sorpresa muy fuerte; una asustada" que se produce, por ejemplo, por el encuentro fortuito con un animal, o por presenciar acontecimientos desagradables que sorprenden a una persona; recibir un golpe de improviso, fenómeno común en los niños cuando se caen, es también señalada como una causa frecuente del padecimiento. Los terapeutas consideran que, inmediatamente después de la "impresión, la persona se asusta y se le encoge la tripa, es decir, se le hace bola". El término "tripa", otro sinónimo de la enfermedad, es la designación popular pápago del estómago.
Numerosos son los síntomas que manifiesta el enfermo; algunos, tales como palidez y manchas en el rostro ("cara pañosa"), diarrea, calentura, dolores en el estómago y en las "cuerdas" (músculos); el enfermo presenta "bolitas" perceptibles al tacto en las articulaciones; "pierde el humor", se muestra constantemente nervioso, no tiene apetito, los alimentos le dan náuseas y desea dormir mucho. En el curso de la conversación que tiene con el paciente, el terapeuta intenta establecer la existencia de algún acontecimiento factible de haber provocado el susto; en caso afirmativo, una revisión "de las cuerdas", para detectar "las bolitas", permite concluir definitivamente el diagnóstico.
El tratamiento comprende la realización de diferentes procedimientos terapéuticos, destinados principalmente a eliminar la "bola" en la región estomacal, así como a hacer desaparecer las molestias del aparato digestivo (diarrea, falta de apetito y dolores de estómago, entre otros). El terapeuta empieza la terapia sobando el estómago y las cuerdas del enfermo para deshacer las "bolitas en las cuerdas" que, con el susto, se han formado en las coyunturas; enseguida le administra un té preparado con albahaca, hierbabuena, peonía, hojas de naranja, ajo, manzanilla y epazote, en dosis "de una sola toma antes de probar bocado", tres veces al día por nueve días. Algunos terapeutas acostumbran recomendar otro medicamento, en las mismas dosis que el precedente, preparado hirviendo unas ramitas de albahaca y canela en tres tacitas de agua, con el fin de calmar el dolor, "aliviar el congestionamiento, quitar la diarrea, provocar sudor, quitar la debilidad y extender la tripa"; los curanderos señalan que se emplea la canela porque "es muy fuerte y provoca sudor", haciendo que el intestino se distienda y la debilidad desaparezca.
Si el enfermo opta por ingerir este último preparado, debe evitar el consumo de leche, alimento que podría producir gases. Cuando el mal ha llegado a una etapa avanzada, el tratamiento debe prolongarse por nueve días más, y debe ser complementado con otro té elaborado con santo remedio, y administrado en las mismas dosis. Durante este periodo el curandero introduce un diente de ajo, previamente calentado en las brasas, todos los días por el recto del paciente: cuando éste se encuentra muy grave, "el intestino no lo recibe", es decir, el enfermo expulsa el ajo; sin embargo, a medida que va mejorando, lo va reteniendo, lo cual constituye un indicio del éxito del tratamiento. Finalmente, al concluir la curación se le purga con aceite de ricino. Los informantes recomiendan no exponerse al frío inmediatamente después de haber ingerido los medicamentos, además de comer comidas livianas, tortillas tostadas y evitar absolutamente el consumo de manteca, de carne de cerdo y de chile.
Los terapeutas refieren que el susto es un padecimiento que puede causar notables complicaciones: "es muy malo si no se cura; la tripa está doblada y la comida se atora, pues se va ahorcando cada vez más. y a la persona le pega disentería y se muere"; al enfermo "se le va secando la tripa, no tiene humor de hacer nada, se: va poniendo amarillo y flaco, puro dormir quiere, dormir y dormir; en el sueño más bonito, muere".
Según los informantes, la tripa no se puede prevenir, y son las personas nerviosas las que contraen la afección con más facilidad. Se aconseja evitar cualquier susto, especialmente a las mujeres que están amamantando, ya que, mediante la leche, pueden pasar la enfermedad al niño.