Enfermedad provocada por las secreciones que expulsa la mujer durante el parto y el periodo del puerperio, y que afecta a las personas que tienen más contacto con ella, generalmente los hijos y el esposo, aunque también puede enfermar a los animales. La afección se hace más grave cuanto más pequeños sean los niños. Curiosamente, la quemada no afecta al recién nacido ni a las mujeres que entran en contacto con la puérpera, con excepción de la partera, la cual sí puede contraerla. En este último caso, el momento de más peligro para la terapeuta lo constituye la "salida del agua" -o líquido amniótico-, la cual puede mojarla y, en consecuencia, enfermarla. Este líquido produce la enfermedad "porque es caliente y quema"; de ahí su nombre: "quemada".
La sintomatología del padecimiento comprende debilidad general, decaimiento y tristeza; la piel del enfermo se torna amarillenta, y los niños, además, se hinchan.
Los tratamientos son diferentes según la edad del paciente, aun si en todos los casos se basan en la administración de un té: si el paciente es un adulto debe beber una infusión preparada con omikilit, sauco, guázima y cáscara de mancicohuit, además de darse baños con el mismo preparado. Si, por el contrario, se trata de un niño, en cuanto se advierte que comienza a hincharse se le prepara un té de omikilit en el que se "apagan unas brasitas" (procedimiento que consiste en colocar dentro de la bebida algunas brasas de carbón al rojo vivo); el té debe dejarse asentar antes de darlo al paciente.
Para prevenir la quemada, es necesario que tanto los niños como los hombres adultos cercanos a la puérpera beban una infusión de omikilit en ayunas durante tres o cuatro días. En el caso de la partera, ella no debe dormir con la misma ropa que llevaba al momento de atender el parto. El padecimiento es considerado una seria causa de mortalidad en pacientes que no reciben tratamiento.