Como en muchas otras zonas rurales del país, en las regiones pimas es frecuente encontrar insectos "ponzoñosos", cuya picadura puede provocar graves daños a la salud; entre los más comunes está el catamomo, insecto "parecido a la chinche, que se encuentra en la tierra, y bota tierra con el lomo". Otros que suelen ocasionar problemas son: el alacrán, el vinagrón, y el matavenado -conocido en el sureste con el nombre de hormiga brava.
Según los informantes, un sujeto afectado por picadura de catamomo presenta los siguientes síntomas: "con una sola picadura empiezan a salirle ronchas, que se hacen llagas, y que llegan a extenderse hasta la cintura; si le pica en la pierna, las llagas crecen hacia adentro hasta agujerar el hueso y entrar al tuétano (médula)"; además produce fiebre alta.
El tratamiento aplicado para la ponzoña consiste en colocar dentro de los agujeros de la piel, lo más caliente posible, la raíz de escorcionera tostada, molida y frita en unto de riñón de res; la cura se debe hacer varias veces al día durante varios días. Con esto, se logra cortar la progresión de la enfermedad, "curar los agujeros y cicatrizar la piel en algunos días" (V. llaga).
La terapia destinada a tratar la picadura de otros insectos ponzoñosos, como el alacrán, el vinagrón y el mata-venado, consiste en la ingestión de un cocimiento preparado con la raíz de chuchupate y ajo; se debe tomar de a "poquito, durante todo el día, hasta recuperarse" (V. picadura de alacrán).
Los informantes señalan que si la persona que sufre una picada de catamomo no es atendida, puede llegar a morirse debido a "la infección y la calentura".