El empacho es un padecimiento que por su frecuencia constituye una de las causas de demanda de atención más importantes de la población pima menor de cinco años.
Es una enfermedad atendida principalmente por las curanderas, sobadoras y parteras, quienes consideran que afecta principalmente a los niños, aunque también puede llegar a presentarse en la población adulta.
La calidad de la alimentación constituye la causa principal del empacho. Así, la enfermedad aparece cuando las personas "no hierven bien el agua, el alimento, el atole"; o debido a "las comidas que no les caen bien, porque las comen a la fuerza, contra su voluntad, y se les pegan en el estómago; o bien por tomar alimentos descompuestos, como "comida agria", por ejemplo.
Los síntomas más importantes que caracterizan al empacho son: dolor de estómago, falta de apetito, diarrea, basca, "sofocación del estómago" y dolor de cabeza; además, el paciente presenta "tembladera".
Las formas de diagnóstico son varias. Generalmente, el terapeuta indaga acerca de los alimentos que el enfermo ha consumido durante los últimos días, y si siente dolor en el estómago; además, le observa los ojos "y si tiene un ojo muy chiquito, luego se sabe que es empacho". Algunos informantes someten al paciente a una revisión: "le toco la panza y le truena muy feo, y tiene una bolita en el estómago o abajo de las costillas, generalmente a la derecha", fenómeno que otros terapeutas describen como "tener la tripa anudada". En la medicina tradicional de varios pueblos indígenas, se designa con el nombre de "tripa" al estómago. Por último, ciertos médicos pimas emplean un procedimiento diagnóstico que consiste en "sobarle las corvas o coyunturas de las manos y los pies al enfermo", en donde es posible detectar "una bolita así como que corre" cuando el paciente está empachado.
El tratamiento, generalmente de tres días de duración, consiste en dar a beber, en ayunas, un preparado de plantas medicinales con el propósito de "parar la basca" y mejorar la función intestinal; enseguida, se practica una sobada para "despegar el empacho", en conformidad con el concepto de que la enfermedad se origina por el alimento que "se pega en el estómago". Al término de la sobada, algunos terapeutas proceden a ejecutar una práctica designada como "tronar el cuerito de la espalda", que también forma parte del tratamiento del empacho en otras medicinas tradicionales de México (V. tronar el empacho). Este procedimiento consiste en levantar la piel sobre las vértebras, de modo que se escuche un tronido. Entre las plantas más utilizadas para elaborar los preparados medicinales, encontramos: la manzanilla, el matarique y el ocotillo; las raíces de la hierba del indio, de la babisa, de la inmortal y de la pionía; la cáscara de canela y de limón -para detener la basca-; pulpa de nopal; semillas de hierba del pastor; flor de sauco. Ciertos terapeutas aconsejan tomar una infusión de pezuña de venado -quemada y molida- con la misma finalidad. Para ejecutar la sobada, los informantes emplean un preparado de consistencia grasa -por ejemplo, "unto sin sal" (manteca de cerdo), mezclado con raspadura de ocotillo o de raíz de inmortal-, o el mismo té medicinal hecho con las plantas arriba mencionadas. Aunque la sobada se practica por lo general sólo a nivel de la región estomacal, a veces se procede a sobar también las articulaciones, como lo ilustra el relato que transcribimos a continuación: "Primero sobo el estómago de arriba para abajo, y luego los brazos y las piernas, especialmente en las coyunturas (articulaciones), también de arriba para abajo, para quitar lo encogido de todo el cuerpo que resultó del empacho; después sobo la espalda para abajo y por último trueno la piel de las vértebras. Al segundo día, todavía está el empacho, pero más blando y chico; luego va desapareciendo poco a poco con las tres o cuatro sobadas".
Si no se trata en forma oportuna, "el empacho se hace viejo", es decir, se "pega" aún más, lo que ocasiona que los síntomas empeoren. En estos casos, la terapia medicamentosa cambia, y se procede a dar un té preparado con la flor de sauco, canela y un poco de azúcar, "para soltar el empacho". Al mismo tiempo, se hace un emplasto con flor de sauco y clara de huevo, que se aplica "en el lugar del empacho, una vez al día, hasta que se alivie el enfermo". Esta planta también se emplea en los casos en que es necesario eliminar vómitos y calentura.
Para evitar este padecimiento, se recomienda asegurarse de que los alimentos estén en buenas condiciones".
Aunque el empacho es un padecimiento propio de la población infantil, también se da en adultos. Las terapeutas encuestadas reciben un promedio de diez pacientes al mes.