Esta enfermedad es causada principalmente por accidentes tales como caídas o golpes. Los síntomas que el enfermo manifiesta y que permiten diagnosticar la afección son un dolor intenso en la zona afectada, la cual presenta, además, "amoratamiento e hinchazón".
El diagnóstico se realiza con base en el interrogatorio al paciente, y la observación y revisión de la zona dañada; el terapeuta "tienta el hueso y ve que no está derecho, se ve la carne morada y también hinchada".El tratamiento seguido en la curación de una quebradura de huesos consiste inicialmente en la reducción de la fractura; luego se cubre la zona dañada con una bilma hecha a base de trementina, y se deja por espacio de ocho días; al término de este plazo, el terapeuta realiza una nueva revisión: en caso de que el dolor continúe, se quita la bilma, se aplica una sobada y nuevamente se cubre con otra recién preparada.
La complicación que presenta una quebradura no tratada es que el paciente puede quedar "chueco" y, por tanto, imposibilitado para desarrollar sus actividades normalmente.