Las hemorroides son una afección de la población adulta de las comunidades cuicatecas, producida por hacer mucha fuerza y cargar objetos pesados en forma reiterada. El problema se agrava si el sujeto afectado no es muy cuidadoso con la higiene de "su colita", o si acostumbra pasar mucho tiempo sentado sobre alguna piedra o silla asoleada. En el caso de las mujeres, constituye un factor de riesgo el haber sido tratadas mal durante el parto, por ejemplo, si la partera las ha dejado hacer demasiado esfuerzo antes del momento indicado.
Si bien no se trata de un padecimiento grave, sus síntomas son muy molestos y se manifiestan sobre todo cuando el enfermo tiene necesidad de defecar o de sentarse, ya que le duele el ano por estar inflamado.
Uno de los tratamientos consignados consiste en sobadas en la zona del ano con la piel de león, la cual debe estar curtida para que no se descomponga; la terapia se hace en varias sesiones, hasta la eliminación de todas las molestias. El paciente también debe comer la carne cruda o el caldo del animal como complemento de la curación.
Otro tratamiento recomendado por los médicos tradicionales cuicatecos, consiste en baños de asiento (llamados "asientos"), con el objeto de desinflamar las hemorroides; se hacen con un cocimiento de toloache, malva, árnica, cuachalalate, saúco, mezquite (cuando hay), o marrubio, tres veces al día, mientras persisten las molestias; por todo este tiempo el enfermo también debe ingerir un té de cuachalalá y malva como agua de tiempo. Para calmar con rapidez la inflamación de las hemorroides se recomienda aplicar, "en la colita", compresas de toloache frito en aceite, colocado sobre un trapito de algodón, lo más frecuentemente posible.