Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana
Universidad Nacional Autónoma de México
La Medicina Tradicional de los Pueblos Indígenas de México
Cuicatecos.
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Descripción de demandas
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Descripción de demandas

Didanay. Espanto, susto o extravío

Con los nombres de "espanto", susto o "extravío", se conoce en la medicina tradicional cuicateca un padecimiento originado por numerosas causas, el cual es atendido por curanderos, hierberos, adivinadores y chupadores. La causa más frecuente que provoca la enfermedad reside en "pasar por terrenos pesados", especialmente a determinadas horas: las 12 del día, las 7 y las 12 de la noche; se considera que en estos sitios tan particulares existen aires malignos que penetran en el cuerpo del sujeto que por ahí pasa y le provocan la enfermedad. Otras causas menos frecuentes son los sustos de cualquier tipo, y los "corajes", los cuales acarrean la salida del alma del sujeto, que se queda en el lugar del accidente (V. muina, pérdida del alma).

Al igual que las causas, los síntomas que caracterizan al espanto también son numerosos. El enfermo está triste, no quiere comer y se siente desganado y débil; no puede dormir y, cuando lo hace, duerme con los ojos abiertos; siente, además, un intenso dolor de cabeza. Si el paciente es un niño, se muestra inquieto, llora mucho y a veces tiene vómitos y diarrea. Algunos síntomas se presentan frente a espantos provocados en determinados lugares; así, el enfermo siente dolor de cuerpo y está frío si se espantó cerca del agua; si el accidente ocurrió en la tierra, se hincha; y presenta calentura si se espantó cerca de la lumbre.

Por lo general, los terapeutas practican distintos métodos de adivinación para establecer el diagnóstico. Algunos lo hacen por medio de las cartas; éstas se tienden y se cuentan a partir del número cinco hacia atrás, de siete en siete; a medida que van saliendo las cartas, el terapeuta va interpretando las figuras "y allí sale la enfermedad". Otros diagnostican bebiendo primero un poco de refresco y después mojando con él la "piedra" que utilizan para adivinar; enseguida hacen la consulta para saber en dónde se espantó la persona. Otros curanderos emplean una limpia con huevo para conocer el mal que afecta al sujeto.

Si el enfermo no está en condiciones de asistir a la consulta, otra persona puede llevar la ropa que ha utilizado; el terapeuta coloca los objetos que emplea para adivinar cerca de la ropa y enseguida hace la consulta.

En conformidad con las causas que dan origen al padecimiento, los tratamientos pretenden recuperar el alma extraviada, y al mismo tiempo retirar los "aires" nocivos de su cuerpo. En uno de los tratamientos consignados, se trae "un poco de tierrita del lugar en donde se espantó el enfermo", se moja con un poco de agua y con ella se le pone al paciente una cruz en la frente, brazos, pecho y piernas; enseguida, el terapeuta le hace una limpia con huevo y un ramo. Otros terapeutas mezclan un poco de la tierra en un vaso con agua, en la que han hervido algunas hojas e durazno blanco, y lo dan a tomar al paciente. La terapia incluye un presente que el enfermo debe llevar al lugar en donde ocurrió el espanto.

En otro tratamiento, el terapeuta saca la enfermedad del cuerpo del enfermo mediante limpias, que realiza de la siguiente manera: moja un huevo de guajolote o de pato con alcohol y frota al paciente, iniciando por la frente hacia atrás, y descendiendo luego por todo el cuerpo, hasta los pies. Los informantes afirman que si el enfermo está muy grave, el huevo se revienta antes de terminar la limpia, y que en ciertos casos se tienen que ocupar hasta tres huevos para terminar el procedimiento. Enseguida, el terapeuta divide en dos un manojo de saúco y pirul o de flores, los rocía con alcohol y limpia al paciente con los dos ramos, uno en cada mano, empezando otra vez desde la frente, hacia atrás, y terminando en los pies. El ramo que se ocupó no se debe tirar; se deja secar y luego se quema (V. contagio). Toda la curación se debe hacer una vez al día durante tres días. Mientras realizan la limpia con huevo, algunos terapeutas sahúman al enfermo quemando una mezcla de lana de borrego y copal en un recipiente de barro. Como complemento de la terapia, ciertos terapeutas prescriben una purga hecha con una infusión de semillas de higuerilla.

El espanto es una afección que poco a poco "acaba a la persona porque deja de comer", señalan los informantes; por otra parte, si ya el enfermo está muy agotado, su recuperación es muy difícil. La forma de prevención consiste en llevar como amuleto una bolsita pequeña de color rojo con un diente de ajo o un pedazo de hoja de tabaco verde en su interior.

La población más afectada por el espanto son las mujeres y los niños.