Giebre, istari, mame, ratare o ratarique. Calentura
Al igual que en otros grupos indígenas de México, entre los tarahumaras recibe el nombre de calentura un estado febril, conocido popularmente con los nombres de mame, giebre, ratarique, ratare e istari. Es un padecimiento que representa una causa de demanda de atención importante, así como una seria causa de muerte entre la población indígena. Los terapeutas señalados como los más indicados para tratarla son prácticamente todos los médicos tradicionales del grupo: curanderos, curanderos de niños, sobadores, doctores, hierberos y espiritistas.
Las causas relativas al origen de la calentura son numerosas y variadas, y pueden ser divididas en dos grupos; al primero pertenecen todas aquellas referidas a factores naturales y, al segundo, aquellas que conciernen al mundo sobrenatural.
Entre los factores naturales causantes de la calentura se encuentran: a) los cambios bruscos de estado corporal; a este orden pertenecen los enfriamientos -exposición repentina o prolongada al frío-, como los que ocurren a los sujetos que "cuando hay mucho calor se meten al agua fría"; así como el calentamiento excesivo, especialmente de la cabeza, que se produce "porque andan cuando hace mucho sol" (V. frío-calor); b) una herida o una "cortada" que no ha sido tratada oportunamente y que se ha infectado, o "la picadura de un animal" ponzoñoso; c) un golpe; d) la inflamación del estómago; e) "por tomar agua sucia"; f) otra enfermedad, por ejemplo, el sarampión o el paludismo, de la cual es síntoma; g) la "andanza", es decir, alguna enfermedad contagiosa que periódicamente afecta a la población (V. andancia).
A los factores sobrenaturales causantes de la calentura pertenecen: a) un castigo divino; éste es el caso en que el comportamiento de algún integrante del grupo es considerado ofensivo por las deidades, las cuales envían la enfermedad como forma de punición; b) un susto, ya que al momento de salirse el espíritu, entra "un gas" al cuerno del enfermo; este gas es el que produce la calentura; c) "gente de mal corazón" que desea hacer daño a otra persona y le envía la enfermedad (V. aire, brujería).
El signo más importante de la calentura es la elevación de la temperatura corporal del sujeto afectado. El aumento del calor no es homogéneo, sino que se concentra en "la panza, el pecho y la cabeza, a juicio de los informantes, "parece como si lo tuvieran (al enfermo con calentura) en la lumbre, tiembla como si tuviera frío, pero está caliente"; además "no habla bien, tiene los ojos vidriosos y `disvaría´ lo que dice; tiene el pulso fuerte y suda mucho". Los escalofríos, la boca amarga y seca, los labios negros, el intenso dolor en la cabeza o en otras partes del cuerpo, la debilidad y la falta de apetito, son otros de los síntomas que permiten al terapeuta darse cuenta de que está enfrentando un caso de calentura.
El diagnóstico se basa principalmente en la constatación del aumento de la temperatura del enfermo, además de la observación del semblante y de un interrogatorio, destinado a conocer el conjunto de los síntomas que lo aquejan. Una de las formas más comunes para determinar la existencia de la fiebre es la de pulsar al paciente, es decir, tomarle el pulso, para verificar que está "fuerte", ya que en esta dolencia la circulación de la sangre se encuentra acelerada. La comprobación del grado de sequedad de la boca es otro de los métodos empleados para diagnosticar el padecimiento: "se revisa lo seco de la boca para ver si lo está atacando la fiebre". En ciertas localidades, los terapeutas aplican una forma particular de diagnóstico: "ponen un espejo en la boca del paciente, y si sale colorado es que tiene mucha calentura"; esta práctica es generalmente el complemento del procedimiento de tomar el pulso, el cual, en caso de haber calentura, "salta mucho". Cuando la enfermedad es un signo de otro padecimiento, los terapeutas lo diagnostican y lo tratan, en el supuesto de que, curándolo, suprimen también sus signos, entre ellos la calentura.
Todos los tratamientos empleados para curar la enfermedad tienen el propósito de eliminar el calor del cuerpo del paciente, para lo cual los terapeutas recurren a varios tipos de procedimientos. En el primero, se trata de propiciar la sudoración del enfermo mediante la administración, por vía oral, de decocciones de plantas medicinales de calidad fría. Muchas veces, al preparado se le agrega algún medicamento de patente, con propiedades febrífugas, como el Mejoral, de venta en las farmacias. Cuando la fiebre es consecuencia del paludismo, se recomienda ingerir agua de copalquín, la cual se prepara dejando remojar la planta en agua. En los casos de calentura por inflamación del estómago, se administra un cocimiento de ortiguilla o de raíz de cachaña. Otros preparados empleados con frecuencia son los que se hacen con: guachachile (V. Loeselia mexicana), mezquite y tres gotas de limón; hojas de la hierba de la víbora; raíz de coronilla, especialmente recomendada cuando "la calentura es muy fuerte"; hojas de una planta llamada "contradolor" o "calmadolor"; hojas de mirta; pitorreal; una planta de nombre "mortal"; raíz de chuchupate. A veces se emplea una mezcla de estas plantas. En todos los casos, el preparado se toma como agua de tiempo (V. hierba anís y bacilio).
El segundo procedimiento consiste en quitar mecánicamente el exceso de calor interno, especialmente por aquellas áreas que más lo concentran: la cabeza y el vientre; para lograrlo, se aplican sobre ellas ya sea fomentos calientes de verbena, cataplasmas frías, o rociadas con agua fría. Es frecuente la aplicación de rebanadas de papa "en la cabeza y en la panza", o de pencas calientes ("tatemadas") de nopal o biznaga. A veces se emplea el tomatillo machacado, colocado en forma de cataplasma, sobre todo en las zonas doloridas. Una forma original de bajar la temperatura a un enfermo consiste en acostarlo sobre una cama preparada con hojas de saúco; cuando la calentura es muy alta, "las hojas se secan y se ponen negras" por el calor absorbido.
Las sobadas son también una forma frecuente de eliminar el calor a través de la piel, porque aumentan la sudoración.
Así, cuando la fiebre es causada por una "calentura del estómago", el tratamiento consiste en "hacer una cruz en el estómago con trementina, y después sobar. Con frecuencia, las sobadas se hacen en todo el cuerpo con "untzesal" (unto sin sal, es decir, manteca de cerdo); la terapia se debe realizar una vez al día durante tres días; al término de cada sesión "el enfermo debe quedarse acostado y bien tapado para que sude y se le salga la calentura". En ciertas regiones los terapeutas soban con ortiguilla tatemada en aceite. Algunos informantes aconsejan "untadas" en el cuerpo del paciente con manzanilla o con raíz de coronilla.
Otra práctica utilizada con frecuencia para los mismos fines, consiste en la aplicación de lavados intestinales ("lavados por la cola"), cuyo propósito es eliminar el calor a través de los intestinos, ya que "así la calentura baja más rápido".
En la mayor parte de los tratamientos se utilizan dos o más procedimientos terapéuticos, especialmente si la calentura ha alcanzado niveles preocupantes y es preciso "bajarla" a la brevedad posible.
Las complicaciones que puede producir una fuerte calentura son graves y, en casos extremos, puede llegar a causar la muerte del paciente..Estas pueden surgir como consecuencia de la falta de tratamiento, de la aplicación de uno inadecuado, o debido a conductas inconvenientes por parte del paciente durante el curso de la afección, tales como "salir al viento o al sol". Cuando la calentura empieza a complicarse, puede evolucionar hacia otro padecimiento como la pulmonía o la bronquitis. El enfermo se deshidrata, presenta moco, dolor de cabeza y pierde por completo el apetito. Muchas veces ocurre que la "calentura se pasma", es decir, no obedece a ningún tratamiento, y "puede durar mucho"; en estos casos, en opinión de los informantes, la enfermedad "se hace cáncer", y esto es muy difícil de curar. En otras enfermedades -sarampión, paludismo, soltura, etcétera-, en las que la calentura es sólo uno de los síntomas, la elevación de la temperatura va aunada al aumento de la intensidad de todos los otros signos que la caracterizan, lo cual es indicativo del agravamiento del estado general del paciente. Cuando la calentura empieza a estar acompañada por mucha tos y diarrea, los terapeutas reconocen que el paciente se encuentra en un estado muy delicado; según ellos, al enfermo "le da mucha fiebre, está muy caliente, se pone negro, se le tapa la orina, no puede comer y se muere". Los informantes consultados afirman que el número de personas que fallecen cada año a causa de la calentura es muy elevado, indicación que revela en parte las dificultades del tratamiento del padecimiento, especialmente cuando se trata de "calentura por sarampión" (V. nachurl´i).
Las formas de prevención son numerosas. Cuando la afección es una consecuencia o un síntoma de otra enfermedad, la manera de prevenirla está asociada, justamente, a las medidas aconsejadas para evitar padecer el mal que la origina. Así, en el caso de calentura por paludismo, los sujetos "se deben cuidar de los mosquitos", mientras que por "otras calenturas, se deben cuidar las heridas y evitar las enfermedades infecciosas". Todos los terapeutas recomiendan tener especial cuidado con la higiene del agua y, en general, de los alimentos. El contacto con los servicios de salud ha permitido a los terapeutas tradicionales tener conciencia de la necesidad de buscar ciertas formas de prevención -como las vacunas- eficaces para combatir padecimientos (el sarampión, por ejemplo) considerados muy "difíciles" dentro de la medicina tradicional. Precisamente el sarampión va acompañado de un tipo de calentura rebelde a cualquier tratamiento, y que hasta no hace mucho constituía una importante causa de mortalidad, especialmente en la población infantil. Aquellos terapeutas que reconocen la calentura como un castigo divino, recomiendan, como formas de prevención, observar un comportamiento adecuado hacia los demás, y "evitar hacer cosas malas"; también aconsejan cumplir con las obligaciones que la tradición señala hacia los dioses tutelares y otras divinidades.
Todos los terapeutas consultados reconocen que la época de lluvia es el periodo de mayor incidencia de la enfermedad; así, como dijeron muchos, la calentura "les puede pegar a todos en tiempos de agua". También hay consenso en indicar que la franja de población más afectada es la infantil.