El "hechizo", conocido popularmente con el nombre de tkiguare, es un mal que ataca principalmente a los curanderos que no cumplen con sus reglas o promesas, aunque de hecho puede también afectar a otras personas. Es importante señalar que no siempre es el enfermo quien ha incumplido sus obligaciones, sino alguno de sus antepasados. En estos casos, los dioses cobran la promesa a sus descendientes enviándoles a tkiguare (V. brujería).
El hechizo se pone de manifiesto a través de la aparición de cualquier enfermedad natural, a cuyos síntomas se añaden un estado depresivo caracterizado por desesperación, inapetencia, desgano y delirio de persecución.
El especialista diagnostica la enfermedad por medio de un interrogatorio y una limpia. Para esto dispone de un conjunto de objetos, entre los que destacan: un fragmento de espejo de aproximadamente cuatro cm de diámetro, un artefacto ritual hecho con ocho plumas de águila amarradas a un pequeño palo (V. muvieris), una vela, una flecha y un crucifijo. Una vez reunido el instrumental, el terapeuta coloca el espejo sobre el pecho del paciente y "marca la enfermedad" trazando una cruz en cinco ocasiones. A continuación limpia el cuerpo del enfermo con la vela, la flecha y el crucifijo, objetos que luego coloca junto al espejo, orientados hacia los cuatro puntos cardinales. Concluido el procedimiento, el mara´akáme espera a que durante el sueño le sean reveladas las causas de la afección que aqueja al enfermo.
Obtenida la respuesta deseada, es decir, diagnosticado el hechizo, el terapeuta procede a realizar la curación. Para ello utiliza una vela y cinco monedas que el enfermo debe proporcionar, al igual que una cantidad suficiente de mostaza como para formar una cruz. Reunidos los ingredientes, el curandero practica al paciente una limpia con plumas de águila mientras pronuncia algunos rezos. Al finalizar la curación, amarra una de las monedas a la vela y la lleva al mar en calidad de ofrenda. El enfermo, por su parte, debe llevar al templo la flecha con la que le fue aplicada la limpia y allí ofrendarla al dios con quien se encuentra endeudado. En el curso del tratamiento, y durante cinco días, el paciente debe observar abstinencia sexual y ayuno.
Con la finalidad de refrendar su promesa y asegurar la recuperación de su salud, el enfermo debe depositar anualmente, durante cinco años, una nueva flecha, junto con alguna ofrenda de comida ceremonial. Cada uno de estos rituales debe ir acompañado de rezos a los "patrones", solicitándoles le otorguen el bienestar definitivo.
Si el padecimiento no es atendido, se vuelve crónico y finalmente conduce al enfermo a un estado tal que muere de debilidad. Como una forma de prevenir los hechizos, los curanderos huicholes recomiendan hacerse limpias periódicamente, así como bendecir las casas.