Niwemama mepucarriri. Se le cayeron los hijos
Una de las enfermedades en las que mejor se encuentran representadas las ideas de los huicholes sobre las analogías entre el cuerpo y el universo es, sin lugar a dudas, el padecimiento conocido como niwemama mepucarriri. Los informantes traducen esta expresión como "se le cayeron los hijos", aludiendo a los componentes del alma -kipuri o cupuri- de una persona, la entidad anímica más importante. Localizada en la cabeza, aproximadamente en la región correspondiente a la fontanela posterior y que externamente se designa como "remolino", el cupuri está compuesto de cinco partes, que corresponden a los cuatro puntos cardinales y al cielo. Naturalmente, esta concepción es afín a la de otros pueblos que habitan en regiones de Árido y Mesoamérica, y que conciben la existencia de cinco puntos cardinales (el norte, el sur, el este, el oeste y el centro, sitio éste en donde habita el hombre). También aquí se expresa, a propósito de esta enfermedad, la idea de que una de las partes ("hijos") o la totalidad de la entidad anímica puede abandonar el cuerpo.
En un sujeto sano, estos cinco elementos conviven en plena armonía y se alejan del cuerpo de su dueño mientras éste duerme, pero regresan en cuanto despierta. Si la persona sufre algún golpe, puede ocurrir que alguno de los componentes del kipuri escape, lo cual da origen al padecimiento. La intensidad de la enfermedad depende del número de hijos que se pierdan; sin embargo, si escapa la totalidad del alma, el sujeto muere. Esto último también ocurre si durante el sueño el alma se aleja más de lo necesario. Al perder uno de los componentes de su alma, el paciente queda como aturdido; enseguida comienza a tener diarrea, debilidad, inapetencia y dolor de costado, especialmente cuando bebe agua (V. pérdida del alma).
El tratamiento del niwemama mepucarriri es de competencia exclusiva del mara´akáme quien, provisto de su muvieris, interroga al paciente e intenta localizar al hijo perdido en el sitio en donde ocurrió el accidente. Si la búsqueda no da resultado alguno, entonces estima con seguridad que sólo se ha desplazado a alguna otra parte del cuerpo del paciente y es ahí donde intenta hallarlo con ayuda de su instrumento ritual; cuando por fin lo encuentra, lo conduce con su muvieri hasta colocarlo en su lugar original.