Los huicholes consideran que las enfermedades de la piel -entre ellas la sarna- son afecciones enviadas por una deidad femenina, la diosa tierra, llamada en su lengua Iuranaka, quien es festejada en la ceremonia de Téiuxipixa. Como la mayor parte de las deidades huicholas, nuestra madre tierra señala su descontento ante alguna promesa no cumplida enviando alguna enfermedad, en este caso la sarna. El afectado puede ser el transgresor de la norma, aunque también puede recibir el castigo por una falta de este tipo cometida por alguno de sus antepasados. Las obligaciones que adquieren los miembros del grupo con respecto a esta diosa se satisfacen colocando en medio de la milpa una pequeña vasija votiva que la representa. El síntoma característico de la sarna es la aparición de pequeños granitos en todo el cuerpo del sujeto que ha faltado a los deberes para con la deidad. En el tratamiento se utiliza una planta llamada kieri o "árbol del viento", vegetal psicotrópico de gran importancia entre los huicholes (V. Datura stramonium). El mara´akáme corta una sección del tallo y algunas hojas, y las frota enérgicamente con ambas manos para extraerles el jugo, mismo que unta sobre la piel del enfermo; el medicamento tiene la propiedad de producir inicialmente una intensa comezón que dura aproximadamente una hora y media, y que provoca que el paciente se retuerza o brinque de desesperación. Cumplido este plazo, el prurito se va calmando gradualmente, al mismo tiempo que la piel va adquiriendo una coloración negruzca, señal de que el mal ha sido extraído por el medicamento. Con el tiempo, la piel ennegrecida se seca y las costras se despegan como cáscaras o se caen lentamente, para permitir la regeneración de la epidermis.