Con el nombre de "derrame de bilis" se conoce una causa de demanda de atención originada por intensos corajes, por estados de gran alteración nerviosa, o por una gran sorpresa negativa, como puede ser un susto. El enfermo no tiene apetito, padece de dolores de cabeza y por las mañanas presenta vómitos; se siente agitado, le "brinca el ombligo" (V. latido) y le arden los ojos, los cuales, además, "se ven amarillentos". Si el paciente en este estado tarda en iniciar el tratamiento, los vómitos lo debilitan, comienza a tener diarrea de consistencia pastosa, se le inflaman el estómago y el vientre, y al poco tiempo le aparece anemia.
El derrame de bilis se trata mediante sobadas en todo el cuerpo del paciente, junto con la aplicación de un emplasto en el abdomen para disminuir la inflamación y quitar el calor interno. Antes de iniciar el tratamiento, algunos terapeutas recomiendan tomar algún vomitivo, o hacer un corto ayuno, para ayudar a limpiar el estómago. La sobada se hace con Vick VapoRub o pomada de manzana; el curandero comienza a sobar desde los dedos de los pies, masajeando especialmente las articulaciones; al sobar, va presionando en los sitios en donde detecta pulsaciones y las va subiendo hacia el centro de cuerpo hasta llevarlas al ombligo; después soba los brazos y la cabeza, siempre en dirección al ombligo. Para el emplasto se emplea jara "sudada" en alcohol, carbonato y limón; se muelen todos los ingredientes, se mezclan y se colocan sobre el vientre, cubriendo muy bien el ombligo; se deja durante toda la noche.
Para evitar un derrame de bilis, los curanderos estiman que las personas "sensibles o muy enojonas", deben tomar un té de ajenjo en ayunas y otro de tila para los nervios.
Este padecimiento afecta principalmente a la población adulta en cualquier época del año.