El aire es uno de los síndromes de filiación cultural más difundidos entre la población de los grupos indígenas de México, para quienes constituye un serio problema de salud. La enfermedad recibe este nombre por la causa que la provoca: un aire, palabra que en la cultura de estos pueblos comprende un campo de significados más amplio y complejo que el puramente definido en términos de un cuerpo físico. Este aire capaz de enfermar a una persona tiene las propiedades físicas del aire común, pero la similitud con éste termina ahí; el aire a que hacen referencia los terapeutas tiene vida propia y acostumbra concentrarse en determinados lugares como, por ejemplo, en las barrancas, en las cercanías de las fuentes de agua y en los sitios solitarios y oscuros. Dicha entidad ataca a las personas que pasan por esos sitios e invade sus cuerpos, generando de este modo la enfermedad conocida como aire. El aire también puede llegar a un sujeto a través de ciertos "alimentos airados o airosos", esto es, alimentos que han estado expuestos al aire por algún tiempo y cuyo consumo desencadena la dolencia.
Ciertos lugares, como son los sitios en donde ha caído recientemente un rayo, concentran aires de propiedades más dañinas que otros. El aire contraído en esas circunstancias se llama "aire de rayo" o "aire de trueno", y es tratado de manera diferente que el otro tipo de aire.
El sujeto afectado de aire está "aventado", esto es, tiene el estómago inflamado y revuelto, no tiene apetito, siente mucha debilidad y sueño a toda hora, "está mariado" y tiene los ojos tristes; cuando el aire es muy fuerte, algunos pacientes además presentan diarrea, calentura y vómito. En el aire de rayo, a los síntomas anteriores hay que añadir un intenso dolor de cabeza.
Por lo general, los terapeutas establecen la naturaleza del mal mediante observación del semblante del enfermo; según ellos, al paciente "se le nota en los ojos cuando trae aire". El interrogatorio aporta los elementos destinados a confirmar el diagnóstico. Los terapeutas afirman que "esta enfermedad no la curan los doctores de la clínica.
La finalidad de los tratamientos empleados para curar el aire, es desalojar esta entidad maligna del cuerpo del enfermo y, al mismo tiempo, "calentar su sangre", por cuanto el aire, que es un elemento de calidad "fría", la ha enfriado. El aire se hace salir mediante limpias, procedimiento que los terapeutas de estos grupos ejecutan de diferentes maneras. La limpia empleada con más frecuencia es la que se hace con un huevo, un limón y chile ancho y/o chilaca; el terapeuta pasa estos elementos juntos, varias veces, por todo el cuerpo del enfermo. Una segunda forma de limpia es la "barrida", que se ejecuta con un ramo de plantas, elaborado generalmente con pericón, romero, cempasúchil, o santamaría y ruda. Para hacer aumentar la efectividad del ramo, los curanderos acostumbran "sudarlo" en alcohol, es decir, dejarlo reposar un rato en el líquido y enseguida realizar el procedimiento. Cuando se suda el ramo, se deja sobre el ombligo del paciente al término de la curación, para que termine de sacar el mal. La limpia se debe realizar dos veces, o más, según sea la intensidad del aire que el sujeto ha contraído. Una tercera forma de limpia utilizada es la sahumada; el terapeuta reza y "pide permiso a las brasas" para curar al enfermo, antes de poner el copal blanco en el sahumerio.
El tratamiento del aire incluye la administración de un té de especies medicinales. Entre las de uso más frecuente encontramos el té preparado con toronjil y/o epazote de perro, que se debe tomar como agua de tiempo; con esto sale el mal y se quita el vómito, la temperatura y la diarrea, aseguran los terapeutas; otra infusión de uso común es la de santamaría y ruda, también ingerida como agua de tiempo. Al final de cada sesión terapéutica, los elementos utilizados para limpiar al paciente se deben tirar en algún sitio por donde no pase nadie, o en un cruce de caminos (V. contagio). Si bien las limpias son también el procedimiento destinado a curar el aire de rayo, su ejecución es algo diferente de las que acabamos de consignar. Las limpias empleadas con más frecuencia son las que se hacen ya sea con un huevo de gallina "prieta" -si no se puede conseguir uno, se deja un blanquillo común, durante un rato, cerca de la lumbre-, o con un ramo compuesto por azucenas, ramas de ruda, de santamaría, tlacopacle y hierbas del negro. Para realizar la barrida, el ramo se coloca en alcohol o en una mezcla de agua bendita y mezcal, calientes; "se limpia una sola vez todo el cuerpo, desde la cabeza a los pies; esto sirve para que se caliente el cuerpo y saque el espíritu malo", señalan los informantes. La terapia incluye la ingestión de "perlas de éter", de venta en farmacias, así como una unción del contenido de las mismas perlas, en todo el cuerpo del enfermo, "para sacar el aire". Algunos terapeutas recomiendan además remojar un trocito de alumbre en agua y luego beberla: "esto quita el mal porque calienta la sangre", aseguran.
El paciente que no se cura de aire "se pone más malo y le sigue la diarrea y el vómito", lo cual lo debilita aún más y pone en riesgo su vida.
Para prevenir el aire, los terapeutas recomiendan no comer alimentos "airados" ("pollo trasnochado", por ejemplo), y evitar pasar por los lugares peligrosos (barrancas o sitios en donde ha caído un rayo, entre otros). En caso de tener que incurrir en alguna de estas situaciones se aconseja, de regreso a casa, hacerse una limpia con un huevo.
Este padecimiento se presenta durante todo el año y puede afectar a cualquier persona (V. mal aire).