Padecimiento característico del periodo del puerperio que puede afectar tanto a la mujer que acaba de dar a luz, como a los otros miembros del núcleo familiar (V. cuarentena). Entre los totonacos de Amixtitlán se le conoce popularmente como akshuwanit, y es atendido, de preferencia, por parteras-curanderas. Aunque en la mayoría de las comunidades totonacas la quemada de parto es considerada una afección propia de la puérpera, en algunas otras, como Zapotitlán de Méndez se refieren a ella como una enfermedad que afecta al esposo y a los hijos de la mujer.
Es originada por causas de dos tipos. Al primero, pertenecen aquellas relativas a la falta de higiene personal de la mujer y de su entorno, y provocan la enfermedad en la misma puérpera. Al segundo tipo de causas, corresponde la conducta reprobable de la pareja, al mantener relaciones sexuales durante el periodo de abstinencia; en este caso, el afectado es principalmente el marido.
Los terapeutas tradicionales afirman que el hombre enferma porque recibe "el mal humor de la mujer". En el origen de esta explicación está el concepto según el cual ciertas secreciones de la mujer vinculadas a la sangre, tales como la sangre menstrual o los líquidos que se liberan durante el parto y el puerperio, tienen la capacidad de dañar a quien las toca o se acerca a ellas, ya que son productos nocivos, de desecho. De acuerdo con esta misma idea, después del parto la mujer queda "sucia", condición que es posible detectar por los fuertes olores que producen la sangre y el flujo vaginal que expulsa. (V. xoquía, chote y hierba del puerco)
Los síntomas que presenta el enfermo de quemada de parto no dependen del tipo de causa que origina el padecimiento. Las características de la afección son: ardor y llagas en la boca, y dolor de cabeza; al paciente le salen manchas en todo el cuerpo, semejantes a moretones, y su piel se torna amarillenta; además, se le hinchan algunas partes del cuerpo; siente náuseas, angustia, flojera, desgano y pérdida del apetito; adelgaza rápidamente, especialmente de los pies, y se le cae el pelo; con frecuencia presenta diarrea.
Durante la entrevista, el terapeuta interroga al enfermo; los signos considerados indicativos del padecimiento sor la presencia de náuseas, los pies enflaquecidos y el fuerte olor de las evacuaciones, que en esta afección se distinguen por estar muy "corrompidas".
Las terapias destinadas a curar la quemada de parto son complejas y consisten en la aplicación de varios procedimientos terapéuticos. El tratamiento tipo inicia con la aplicación de una paladeada al enfermo, procedimiento que consiste en sobarle el paladar con el dedo índice o medio; los terapeutas se ayudan con una preparación que se hace mezclando aceite de oliva con un cocimiento de sauco en leche; con este mismo medicamento limpian las fosas nasales del paciente para ayudarle a botar las flemas. La terapia continúa con baños, cuyo propósito es eliminar las manchas de la piel; los baños, que se deben hacer diariamente hasta que las manchas de la piel desaparezcan, se preparan con hojas de ocotzote (V. liquidambar) -"lo de un morral", señalan los informantes, es decir, la cantidad de planta que quepa en un morral-, "un puño" de quintonil de puerco, de hojas de naranjo y de hierba de san nicolás. Finalmente, se le administra, antes de cada comida, una cucharada del cocimiento de hojas de sauco en leche," para que se purgue y arroje la suciedad".
La quemada de parto es considerada un padecimiento contagioso que debe ser atendido de inmediato, ya que se puede trasmitir a los niños, que por lo general duermen en la misma habitación de sus padres; los menores se contaminan a través del olor de la sangre de la mujer porque, en opinión de los informantes, ese olor es "fuerte y malo", esa sangre es "apestosa, y esa chuquía (suciedad de mal olor) le cae al niño" y lo enferma. La afección tiende a complicarse con fiebre y ceguera, y puede llevar al enfermo a la muerte en corto tiempo.Algunas terapeutas declaran que no existe forma de erradicar el mal, por lo que recomiendan evitar contraer el padecimiento; para ello, el esposo debe abstenerse de tener relaciones íntimas con su esposa mientras dure el periodo del puerperio; del mismo modo, la mujer debe extremar las medidas de higiene personal y de la casa habitación.
Aunque el padecimiento es más frecuente en ambos miembros de la pareja, también puede afectar al niño recién nacido y a la partera, por su cercanía con la puérpera. Por otra parte, el "hombre quemado" sufre una severa censura social y se le considera un "mal hombre" por no respetar la cuarentena, periodo necesario para la recuperación de la mujer, "ya que queda muy dañada por dentro" después del parto.